El Pan de tu Palabra

Mt 10, 16-23

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Los misionero de Jesús, pobres, portadores de paz que dan todo gratuitamente, deberían ser escuchados con entusiasmo ante todo. Y por el contrario, encuentran delante de sí adversarios violentos e irreducibles. Es Jesús que los ha querido como ovejas en medio de lobos. La expresión “os mando” colocada al inicio del relato quiere dar luz al aspecto de protección por parte de Jesús buen pastor (Jn 10). A continuación  Jesús asegura la presencia del Espíritu Santo (v. 20) y la venida del Hijo del hombre (v. 23).

El reino de Dios es tanto más poderoso en cuanto que viene testimoniada en la debilidad, como dice el Señor a san Pablo: "Mi poder se manifiesta en la debilidad" (2Cor 12,9).

Pero confiando totalmente en la protección del buen pastor es necesario por parte de los discípulos un comportamiento que tenga cuenta de la peligrosidad de la situación. La prudencia de las serpientes y la sencillez de las palomas indican el buen uso de todas las dotes que Dios nos ha dado y la confianza en El.

En el Midrash  en el Cantar de los Cantares leemos:«Refiriéndose a los israelitas Dios dijo: “Conmigo son sencillos como palomas, pero entre los pueblos del mundo son astutos como serpientes» (2,14).

Delante de los tribunales de los gobernadores y reyes los discípulos no deben preocuparse de lo que deben decir. En el discurso de la montaña Jesús había mandado que  no se preocuparan por las necesidades materiales (6,25-33), aquí manda no preocuparse por las respuestas que hay que dar a los acusadores. No serán los discípulos los que hablen, sino el Espíritu del Padre hablará por ellos. El es el abogado defensor de los cristianos (Jn 15,26-27). C. Esto se confirma en  Esteban: "Y no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba" (Hch 6,10).

La expresión "Seréis odiados por todos pos mi causa" nos quita toda vana ilusión: Cristo y todo el mundo qua yace bajo el poder del maligno (1 Jn 5,19) son absolutamente irreconciliables. Lo que interesa principalmente no es el hecho de la persecución, sino el comportamiento que debe tener el discípulo cuando sea perseguido: debe perseverar hasta el fin. El evangelio lleva a la fidelidad a Cristo para siempre.

La persecución de los cristianos no es un fracaso, sino la pasión de Cristo que continúa. El mundo que ha odiado a Cristo sigue odiándolo en sus enviados.  La razón de este odio es siempre la misma: “Por mi causa” (v. 18). El anuncio del evangelio inquieta al mundo: odia a los cristianos porque con su vida lo afirman radicalmente.

La persecución es una espléndida ocasión de dar testimonio por Cristo ante todos. Pero el cristiano no  debe ser un fanático que busca la muerte a toda costa. También en esta situación no debe actuar según los ideales heroicos (?) del mundo,  

Sino imitando a Cristo, el cual ha afrontado la muerte sólo cuando fue imposible huir (Mt 12,15; Lc 4,30; Jn 8,59; 10,39; 12,36; etc.) y comprendió que estaba cerca su hora (Jn 13,1; 17,1).