El Pan de tu Palabra

Mt 8,28-34

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Los discípulos, salvados del peligro de hundirse en las olas del mar, asisten al milagro de la liberación de los endemoniados y de la perdición hundidos en el mar. La pregunta de los demonios: "¿Has venido aquí para atormentarnos?" significa que la breve permanencia de Jesús en la tierra de los geresarenos es una anticipación de la victoria sobre el maligno que Jesús realizará con su muerte y resurrección.

A diferencia de los discípulos que se preguntan sobre la identidad de Jesús, los demonios lo reconocen en seguida sin duda: es el Hijo de Dios. Los demonios reconocen la superioridad de Jesús, Hijo de Dios, y le piden que los deje que se queden allí en el territorio de los cerdos. Y Jesús le dijo: "Iros".

Una lectura superficial nos lleva a pensar que Jesús hiciera pactos con los demonios. E realidad esta concesión un momento que esconde la desconfianza definitiva. Precipitar la manada de cerdos poseídos por demonios a las aguas del mar nos llama a la destrucción del faraón y de su ejército en el mar (Es 14,28)  y la caída del diablo desde el cielo (Ap 12,4).

Los demonios, que habían buscado el escape entrando en los cerdos, son precipitados definitivamente en el lugar de su perdición, en los abismo del mar. 

El episodio nos enseña que no existe ninguna posibilidad de entendimiento entre el diablo y Jesús: son irreductibles enemigos.

Jesús, que expulsa a los demonios con el poder de su palabra, es impotente frente a los hombres que no comprenden el beneficio de liberación de la que les había hablado. El milagro es acogido con inquietud por la gente de lugar. Como ha echado a los demonios, así los geresarenos lo echan a él. La experiencia "le rogaron que se alejara de aquel territorio" quizá indica la gentileza y los bellos modos que los geresarenos emplearon con Jesús para que se fuera sin reaccionar y sin provocar daños mayores.

El grito de los endemoniados: "¿Qué tenemos en común contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos?" (v. 29) manifestaba, sustancialmente, el pensamiento de todos los geresarenos.