Clavado en su silla de ruedas

Autor: Eulogio Díaz García

 

Margarita, que en rocas ha nacido,
y que observas, doliente, ahí sentado,
como ciervo va herido por el vado,
y es alondra, en su canto, convertido.

Como un ciego, te admiro sorprendido,
y mi queja, de amor, al Dios clavado,
es un verso de luz, amigo amado,
y es un llanto, de un hijo incomprendido.

Es mi Dios, en la cruz, ¡frente a mi frente!,
y el "porqué" es un llanto, que allí nace.
Sin palabras: "te quiere", me contesta.

Y Su Amor es tan grande, y a tu gente,
¡que te mire, me dice; allí Él renace!
Y es Jesús, el que en ti se manifiesta.