Noe

Autor: Padre Ernesto Fernández-Travieso, S.J.

Libro: En la búsqueda de la felicidad. 

 

 

La confirmación de la fidelidad de Dios hacia su creación. 

«Yahweh vio que la maldad del hombre en la tierra era grande y que todos sus pensamientos tendían siempre al mal. Se arrepintió, pues, de haber creado al hombre y se afligió en su corazón» (Gen. 6: 5). Y Dios mandó el Diluvio para eliminar todo lo creado.

La historia de Noé parece que no es histórica, pero debe de estar basada en una real catástrofe en el área de los ríos Tigris y Éufrates. En el poema Gilgamesh aparece la historia de un gran diluvio recordado a nuestro héroe por un personaje llamado Utnapishtim, el único sobreviviente. Este se salva construyendo un arca aconsejado por los dioses. Esta historia es demasiado similar a la de Noé para ser una coincidencia. Ya hemos dicho que el Génesis fue escrito por los Sabios de Israel durante la cautividad de Babilonia donde estos tenían acceso a las famosas bibliotecas de Asurbanipal. Así que probablemente tomaron prestadas estas historias. En la historia de Noé, sin embargo, los Sabios la escriben con una enseñanza, un mensaje bien definido. El diluvio simbólicamente representa todo el mal físico y material en la creación, esos desórdenes de la naturaleza que todavía deben ser controlados y encausados.

Se pueden sacar varias observaciones de este suceso reflexionado en la Biblia. Primero, que Dios no manda el diluvio como castigo, sino como una purificación. Segundo, Noé, el hombre bueno y fiel, es consultado acerca del problema. Con Adán y Eva se ha establecido un patrón. Siempre habrá esperanza para el ser humano, el pecador. Dios nunca le fallará y le será fiel. Adán y Eva fallan, Noé es fiel. En el caso de Noé ese patrón es más que reafirmado. Dios siempre será fiel al justo.

La relación entre Dios y el ser humano es corroborada y reafirmada en toda la historia de Noé. Después del diluvio la historia concluye con un pacto de alianza entre Dios y Noé y sus descendientes representado en el arco iris. Dios establece un nuevo orden en el mundo. Habrá siempre un nuevo empezar después de la purificación. Pero más importante todavía, ese pacto de alianza parece ser un sello de garantía a la relación de Dios con todo lo que permanece bueno, a pesar del mal, en la creación y el ser humano.