Los sabios

Autor: Padre Ernesto Fernández-Travieso, S.J.

Libro: En la búsqueda de la felicidad. 

 

 

Profundización de una sabiduría universal en la vida.

El tiempo transcurre y el mensaje de los Profetas finalmente se filtra al pueblo, no sin antes padecer ellos persecución y hasta muerte. Por supuesto, esa asimilación del mensaje ocurre durante la cautividad en Babilonia, a través de crisis y padecimientos. Los Sabios de la ley o intelectuales de Israel reflexionan en temas más profundos que la propia ley escrita. Se hacen conscientes de una realidad más profunda. Redescubren el espíritu que habían perdido y la visión positiva de la vida. Los Sabios han reconocido sus errores y se han arrepentido de sus infidelidades hacia Dios que todavía llama a su pueblo y le quiere dar otra oportunidad.

Primero los Profetas y luego los Sabios han sido capaces de personalizar el verdadero espíritu de la Ley. La Promesa, el sentido de la vida, la evolución de la historia, todo ahora puede ser visto bajo una nueva luz, un entendimiento más profundo: la promesa de salvación dada por Dios. Ellos ya saben que, aunque han sido infieles al Dios Viviente, su misericordia es tan grande que él nunca les va a fallar. Dios será siempre fiel a su Promesa y les dará siempre otra oportunidad. Esto aparece bien claro en la interpretación de la caída, del pecado de la humanidad, en el libro del Génesis escrito por los sacerdotes-escritores en ese mismo tiempo. Adán y Eva, alegóricamente representando a la humanidad entera, recibirán otra oportunidad.

El pueblo de Israel se encuentra entonces en la cima de su madurez. Como mencionamos antes, es en este momento histórico cuando la Biblia se convierte en un documento escrito de su historia. Es en este período en que se escriben los libros Sapienciales de la Biblia. Es cuando esta visión universal que venía de los Profetas aparece escrita para la posteridad. Los Sabios no limitan esa sabiduría solamente al pueblo Judío. Ellos describen al «hombre justo», «la mujer fuerte», los tiempos y cambios en la historia del mundo. Se dan consejos de cómo adquirir sabiduría, de cómo llevar una vida que tenga sentido.

En este tiempo el pueblo Judío se sale de su etnocentrismo y se vuelve parte del flujo de civilización mundial. Se acepta reconocer el «bien» en los demás, admirar el valor y la virtud de los otros pueblos. Hasta en religión, por ejemplo, el sumo sacerdote babilónico Melquisedec, que no es Judío, es exaltado como el prototipo del sacerdote. El libro de los proverbios, el libro de Job, el libro de la Sabiduría, los Salmos, el Cántico de Salomón, etc., todos han sido escritos acerca del ser humano universal para toda la humanidad. Estos libros parecen anunciar que la verdadera sabiduría es profundamente humana y profundamente espiritual. La persona humana está totalmente integrada en el plan salvífico de Dios, activamente envuelto en el mundo, pero al mismo tiempo mirando hacia el futuro en la esperanza de la salvación eterna.

Los Sabios alaban la Sabiduría, una sabiduría humana que naturalmente lleva a Dios. Tal parece ser que a estas alturas el pueblo de Israel ha integrado todas las cosas de la vida. En el libro del Eclesiástico se describe a la persona espiritual que debe ser humilde, sincera, y buscando siempre la justicia. La persona de sabiduría no se deja llevar por la pompa y el poder, no es presuntuosa. El justo busca la verdadera amistad y es responsable con su familia, es prudente, cortés y educado. El ser humano que entiende y busca la sabiduría no juzga a los demás por su apariencia exterior, sino que escucha la sabiduría del pobre. La salud tanto física como espiritual es una bendición. 

No hay mejor tesoro que la salud del cuerpo,

Ni felicidad superior a la alegría de vivir_

 Eclesiástico 30: 16).    

El libro de los Proverbios está también repleto de consejos de los Sabios para los que buscan la Sabiduría. También advierte de los peligros y los engaños de la falsa sabiduría.

La verdadera sabiduría humana, según los libros sapienciales, apunta hacia una eterna visión de la vida a pesar del sufrimiento y la muerte. 

Las almas de los justos están en las manos de Dios

y ningún tormento podrá alcanzarlos.

A los ojos de los insensatos están bien muertos

y su partida parece una derrota.

Nos abandonaron: parece que nada quedó de ellos.

Pero, en realidad, entraron en la paz.

¼allí estaba la vida inmortal para sostener la esperanza.

   (Sabiduría, 3: 2-5). 

De acuerdo con los libros sapienciales, la persona humana, integrada espiritualmente, vive constantemente en contacto con su vida interior y la realidad que la rodea. Posee realmente una visión universal. Es una persona de oración y reflexión. Vive en fe, esperanza y amor a través de cada situación en su vida. El ser humano de oración y reflexión vive en dinámica evolución personalmente, comunalmente y universalmente. Es plenamente humano e independiente, pero humildemente dependiente de Dios.