Centración: Jacob

Autor: Padre Ernesto Fernández-Travieso, S.J.

Libro: En la búsqueda de la felicidad. 

 

 

Conocimiento de una verdad mayor y más profunda.

Jacob aparece en el libro del Génesis como el prototipo del joven impetuoso y aventurero. Se cree tan seguro de sí mismo que, aconsejado por su madre (Gen. 27), le juega una treta a su padre Isaac para obtener su bendición, que le había ganado a su hermano por un plato de lentejas (Gen. 25). Esa bendición le significa nada menos que ser el heredero de la Promesa dada por Dios a sus antepasados.

Jacob tiene que huir de la ira de Esaú. En esa huida ocurren dos experiencias internas que cambiarán su vida. Estas experiencias le harán infinitamente más consciente de su papel en la historia y su llamada en la vida.

En Betel Jacob tiene un sueño. Parece ser que ha llegado el momento de entender una profunda verdad. En el sueño Jacob ve una escalera apoyada en la tierra y que tocaba el cielo con la otra punta, y por ella subían y bajaban los ángeles de Dios (Gen. 28: 12). Jacob entiende que en verdad él es el que ya posee la Promesa venida de su padre Isaac y su abuelo Abraham. Esta experiencia parece ser mucho más que una consolación interna para Jacob, ha sido una revelación de Dios que afectaría mucho más allá del espacio y lo material. Recibe la bendición de Dios y la confirmación de su misión en la vida. «Yo estoy contigo», le dice el Señor, con eso lo confirma como «agente de Dios» en la historia. Jacob entiende claro que ya no existe eso de los dioses allá arriba y los pobres humanos víctimas acá abajo, como todas las civilizaciones creían entonces. Jacob entiende que hay una comunicación abierta entre Dios y el ser humano. Los ángeles suben y bajan la escalera que conecta el cielo con la tierra.

La segunda experiencia de Jacob viene algún tiempo más tarde. Dios llama a Jacob a volver a su tierra y a no seguir huyendo de su hermano Esaú. «Regresa a tu patria, a la tierra de tus padres, pues yo estaré contigo» (Gen. 31: 3). Jacob está atemorizado y confundido. Él confía en Dios, pero el futuro incierto con el peligro que lo envuelve, lo angustia. Y ahí le llega la segunda experiencia de conciencia.

Y Jacob se quedó solo. «Entonces alguien luchó con él hasta el amanecer» (Gen. 32: 25). Su lucha con el «ángel» visualiza la lucha contra su tentación, la más profunda que él hubiera sentido en su vida. Jacob es tentado a renunciar a todo, a su futuro, a su misión y su llamado. Todo por el miedo que sentía de enfrentarse al amenazante futuro. La lucha con aquel extraño se entiende como una prueba de sus fuerzas para afrontar con coraje todo lo que le trajera ese futuro. El «ángel» lo declara vencedor. Pero durante la lucha, sorpresivamente, el extraño se le revela como Dios mismo. En su asombro Jacob, entonces, entiende a Dios como retador, un retador amigo que viene a probar sus fuerzas e inteligencia. ¡Jacob ha sido retado, ha sido provocado por el mismo Dios_ ¡Ha luchado con el mismo Dios_

Jacob entiende enseguida el significado de la experiencia. Es libre para tomar una de dos opciones: o confrontar el incierto destino que le puede traer hasta la muerte, o seguir escapando de aquél y retirarse confortablemente en algún lugar distante. Después de esa experiencia la respuesta es clara. Jacob vuelve a enfrentarse a su destino. Él conoce su llamado y su importantísima misión en el futuro como Patriarca de un gran pueblo. Jacob debe confiar en su Dios. Yahweh siempre estará con él. En Penuel se le acaba de dar la confirmación y la seguridad. A la invitación de ser el agente de un glorioso destino, Jacob, libremente decide aceptar, aceptar el riesgo...

La imagen de Jacob luchando con el «ángel» nos ha intrigado a través de la historia. Muchos pintores y escultores la han usado como imagen del ser humano luchando en su vida con la naturaleza desafiante, contra los elementos y los peligros amenazantes que el ser humano encuentra en su camino. Sin embargo, la imagen de que ese extraño ángel era el mismo Dios, se nos escapa como incomprensible, porque va más allá de nuestro humano entendimiento. ¡Dios necesita del ser humano para que sea su agente colaborador, y que lucha con él para sacarlo de su estancamiento

Jacob puede ser cada uno de nosotros afrontando su destino. La vida, lo desconocido, nuestras decisiones, son una invitación a la superación, al crecimiento, a la trascendencia que nos llevará más allá de nuestros límites. ¿Ese riesgo de seguir constantemente creciendo, nos llevará a la felicidad?

La actitud del riesgo viene también como incomprensible en el mundo que rodeaba a Jacob donde el ser humano, perdedor, y víctima de los dioses, como Gilgamesh, sólo podía sentarse desnudo con las manos vacías a llorar amargamente. Jacob redime la figura de Gilgamesh que hasta entonces representaba el ser humano común y universal. Jacob vence la lucha porque su Dios le ha prometido: «Yo estaré siempre contigo para protegerte» y le podríamos agregar «pero tú tienes que arriesgarte y seguirme en esta fascinante y misteriosa aventura de la vida»

Sin duda alguna ésta no es la respuesta de una visión azucarada e infantil de la vida que ignora las constantes luchas del ser humano con todo, hasta consigo mismo. Esta es una respuesta realista de aquél que constantemente se enfrenta a decisiones trascendentales.