Un documento histórico único

Autor: Padre Ernesto Fernández-Travieso, S.J.

Libro: En la búsqueda de la felicidad.   

 

 

La Biblia registra no sólo las experiencias de una civilización en crecimiento, sino también las reflexiones en esas experiencias. Es una excepcional obra de literatura, pues cubre siglos de desarrollo histórico de un pueblo. Lo que se había transmitido en forma oral de generación en generación se va a ir fundiendo y finalmente se escribirá todo en un solo libro. Las historias que contiene son primeramente enseñanzas escritas de más de 2000 años, en distintos estilos literarios y ricas en imágenes para expresar mejor su sentido y significado.

La Biblia es un documento único, sin precedentes, y sin paralelo. La mayoría de las historias de las grandes civilizaciones antiguas usualmente estaban grandemente influidas por sus líderes políticos y jefes de estado, a cuyas órdenes los historiadores hacían su trabajo. Estas historias casi siempre se escribían y registraban en tiempos exitosos de esas civilizaciones, momentos gloriosos que ellos querían preservar para la posteridad.

El documento de los hebreos, por contraste, está escrito en el lenguaje de las diferentes clases sociales, desde el ciudadano común o «anawim», hasta sus líderes, los jueces y reyes, desde sus valientes mujeres como Judith y Esther hasta sus amas de casa rurales como Noemí y Ruth. La Biblia expresa también los pensamientos de sus poetas y la ingeniosidad práctica de sus líderes. Nos habla de sus conquistas militares (usualmente modestas) pero también de la ver­güenza de sus derrotas. De sus tiempos de riqueza y gloria, como también de sus tiempos de ignominiosa esclavitud y cautiverio.

Por eso la Biblia constituye un objetivo y verdadero testigo del crecimiento y desarrollo de una civilización.

Pero la característica más peculiar de esta historia hebrea es el proceso de reflexión que se produce dentro del mismo documento escrito. La historia de los israelitas en sí misma revela el crecimiento en conciencia de todo un pueblo al marchar a través de la historia reflexionando sobre su propio pasado. La Biblia es una verdadera fuente antropológica al describir el curso hacia el futuro del ser humano concreto, viviendo en grupo.

Este «grupo» que constituye el pueblo hebreo tiene características muy especiales. Hay una fusión entre los elementos nacionales (étnicos) y los elementos religiosos. Su desarrollo no es solamente hebreo. Existe una lenta evolución gradual desde el hebreo nómada del tiempo de los patriarcas, pasando por la sociedad más organizada de los Jueces y los Reyes, hasta la sociedad judía después del exilio.

Las influencias y los caracteres asimilados de otras muchas civilizaciones vecinas con quienes ellos tuvieron contacto no pueden tampoco ser pasadas por alto. Un ejemplo es el del pueblo egipcio. Esas influencias ya aparecen integradas en su propia civilización y no se podrían ya aislar ni extraer de ese proceso histórico.

Antropológicamente, el desarrollo documentado en la Biblia va evolucionando y los grupos se van subdividiendo y hasta oponiéndose unos a otros durante su historia en el Antiguo Testamento y hasta después. Quizás el ejemplo más dramático ha sido en la era cristiana cuando una bifurcación radical ocurre entre la corriente judía y la corriente judeo-cristiana. El cristianismo va a continuar ese proceso evolutivo en el Nuevo Testamento bajo una luz nueva, pero básicamente en la misma tradición.

No es tan fácil entender la Biblia en sí como una sola obra, porque es un libro escrito por muchos autores de diferentes mentalidades y estilos. Para seguir la Biblia ayudaría entender la importancia del lenguaje y los estilos literarios. No debemos olvidar que es una civilización oriental. Los modos de expresión del Oriente pueden ser totalmente diferentes a los del Occidente, especialmente 25 o 30 siglos más tarde.

Esta consideración es muy importante para entender el concepto de historia de un pueblo oriental de la antigüedad que puede ser diferente de nuestro concepto moderno de hechos narrados que llamamos historia. El modo oriental de expresión puede ser más flexible con expresiones literarias alegóricas que en nuestra mentalidad occidental nunca aceptaríamos como verdad histórica.

El estilo «midrashic», frecuentemente usado en el Antiguo Testamento y en algunas partes del Nuevo, es otro problema para aclarar. Midrash consiste en una reflexión basada en algún mínimo evento histórico, con una reconsideración de algún evento de las Escrituras anteriores. Esta reflexión está diseñada para expresar un significado especial o transmitir un mensaje que no tiene por qué ser estrictamente histórico. La importancia está en el mensaje propiamente y no en el hecho histórico concreto.

Otro punto importante que se debe tener en el estudio de la Biblia es el uso de las imágenes. Estas historias se fueron transmitiendo por cientos de años por tradición oral, por lo que tenían que ser simples y cargadas de vivas imágenes. El propósito era llevar el mensaje claro y que no se olvidara fácilmente.

Debemos darnos cuenta, también, de que la psicología es una ciencia moderna, por lo tanto sería muy difícil para los antiguos el expresar en palabras los estados anímicos de las personas, a menos que estos fenómenos psicológicos fueran expresados en coloridas imágenes. ¿Qué imagen mejor se podía dar para expresarnos la depresión psicológica de Jonás que ser tragado por una ballena, después que huye de su llamado y su deber?

En conclusión, la Biblia como documento del testimonio histórico de seres humanos como grupo creciendo a través de siglos de experiencia, tiene que constituir un verdadero instrumento en nuestra búsqueda de respuestas a las preguntas fundamentales de la vida. Aunque en estilos literarios diferentes, la Biblia nos trae una interpretación universal de la vida válida también en el mundo de hoy.

Hoy y siempre podremos usar la Biblia como un manual para seguir cada uno el proceso de conscientización durante la vida, encontrar el propósito de nuestra existencia en esa evolución personal, la posibilidad de ser libres a través de ese proceso, nuestra responsabilidad en el éxito o fracaso de nuestra vida, y finalmente encontrar la felicidad a que todos sentimos ser llamados.