La civilización hebrea

Autor: Padre Ernesto Fernández-Travieso, S.J.

Libro: En la búsqueda de la felicidad.   

 

Una visión positiva insólita. 

Casi al mismo tiempo que estas civilizaciones presentaban esa visión pesimista de la vida, un autor, que también se consideraba mortal y sufriente, tiene la increíble audacia y convicción de fe para cantar con alegría a su dios en un salmo: pues tú no darás mi alma a la muerte, ni dejarás que se pudra tu amigo. (Salmo 16: )10

Con una refrescante y nueva visión sin precedentes en la historia, el pueblo hebreo, conciente también de las fuerzas conflictivas que parecen regir la historia, afirma algo contrario a todas las demás civilizaciones. Y no es que los hebreos autores de la Biblia estuvieran ignorantes o fueran tontamente pueriles acerca de la realidad y debilidad del ser humano. El pueblo Hebreo estaba también en contacto con la trágica desolación del ser humano en este mundo. A pesar de su propia historia que se remonta al 1850 A.C., llena de tragedia, cautiverio, fracaso, y frustración, el pueblo Hebreo ofrece una sorprendente visión positiva y esperanzadora de la vida. Ellos afirman y proclaman con convicción que la vida está definitivamente dirigida a un logro positivo. 

entonces los ojos de los ciegos se despegarán,

y los oídos de los sordos se abrirán,

los cojos saltarán como cabritos,

y la lengua de los mudos gritará de alegría,

porque en el desierto brotarán chorros de agua,

que correrán como ríos por la superficie.

(Isaías, 35: 5-7ª) 

La salvación es el fin de esta vida y la esperanza es la ayuda y compañía del sufriente, porque Dios ha ordenado todo hacia el bien.

Porque Dios no hizo la muerte, y no le gusta que se pierdan los vivos. Él creó todas las cosas para que existan; las espe­cies que aparecen en la naturaleza son medicinales y no traen veneno ni muerte. La tierra no está sometida a la muerte, pues el orden de la justicia está más allá de la muerte.

(Sabiduría 1: 13-15) 

Estas aserciones son insólitas entre las antiguas civilizaciones. La dirección de la vida, de acuerdo a la visión de los hebreos en la Biblia es positiva y llena de esperanza en medio de los conflictos y crisis de la creación. ¡Habrá paz en la tierra, y no más caos, daño, y destrucción ¡Hay esperanza para el ser humano y la creación 

El lobo habitará con el cordero,

el leopardo yacerá junto al cabrito,

el ternero comerá junto al león,

y un niño pequeño los guiará.

La vaca y el oso pastarán en compañía,

y sus crías reposarán juntas,

pues el león comerá pasto como el buey.

El niño de pecho jugará sobre el nido de la víbora,

y en la cueva de la serpiente el pequeñuelo meterá su mano.

No cometerán el mal ni harán daño a su prójimo,

en todo mi Cerro santo,

pues como llenan las aguas del mar,

se llenará la tierra del conocimiento y la sabiduría de Dios.

(Isaías 11: 6-9) 

¿De dónde viene esta visión tan distinta y particularmente única? Muchos autores concuerdan en que esta visión positiva de la vida les viene a los hebreos de una íntima y profunda experiencia de ese Dios Viviente, como ellos lo llaman, al que ellos han ido descubriendo a través de su historia. La intensidad de esa experiencia es de tal magnitud que les ha hecho abiertamente contradecir su propia experiencia humana de sufrimiento y muerte, y contradecir las afirmaciones de todas las otras religiones y civilizaciones de las cuales vivían rodeados. El clímax de este descubrimiento es su propia creencia en un único, todopoderoso e infinitamente misericordioso Dios, autor y amigo de una creación que Él mismo ha hecho por voluntad propia.

En los años 700 A.C. y siguientes, el pueblo hebreo se siente tan seguro y convencido de su hallazgo que se ve impulsado a llevar esta visión positiva fuera de su propia historia y llevarla a la historia de toda la humanidad. Es entonces cuando los sabios hebreos escriben la Biblia, que se había transmitido hasta entonces sólo de palabra de generación en generación. Con una visión universal los hebreos ofrecen su respuesta a todos en el mundo.

Es curioso que este fenómeno social comience a ocurrir entre los años 500 y 400 A.C. durante la cautividad en Babilonia cuando los hebreos están en tiempos de vergüenza y no de gloria. Este era indudablemente para ellos un tiempo de reflexión y de madurez. Es un tiempo de sabiduría para el pueblo hebreo que reflexiona en su pasado. Los profetas, los sacerdotes, y los sabios, toman toda esa tradición oral y la componen como historia viva a la luz de la apertura de conciencia que ahora poseen. Se sienten obligados a compartir esta visión tan asombrosa de la vida con sus generaciones futuras y también con todas la demás civilizaciones con quienes estarán en contacto. El pueblo hebreo se ha estado transformando con una sabiduría que abarca lo universal. Y todos deben conocer la historia de esa increíble relación de amistad entre Dios y ellos, el pueblo escogido. Todos tienen derecho a saber su peculiar interpretación del misterio de la vida y del universo a la luz de esa relación que ellos han encontrado entre Dios y el ser humano universal.

Sin lugar a dudas, la historia, a través de siglos de experiencia humana, nos ha aportado respuestas e interpretaciones en cuanto al propósito de la vida y las preguntas fundamentales que nos proponemos los seres humanos al ir creciendo en razón y conciencia.

Algo que nos sorprende es el deseo del ser humano, en todas las civilizaciones y en todos los tiempos, de vivir y ser feliz, a pesar del sufrimiento y la muerte. Tenemos una necesidad innata de trascender, más allá de nuestros límites físicos y naturales.

Todas las civilizaciones antiguas trataron de contestar las preguntas fundamentales de los seres humanos. Aunque una visión negativa y fatalista caracteriza a la mayor parte de ellas, estas civilizaciones siempre encuentran respuestas, en su mayor parte ideales de fantasía, para escapar del aparente terrible destino del ser humano. Sin embargo la refrescante e insólita respuesta del pueblo hebreo no parece ser un escapismo de la realidad. La profundidad de la respuesta hebrea nos debe inquietar, intrigar, y hacernos investigar.

No podemos ignorar que la respuesta de los hebreos, a través del Cristianismo, marcó el pensamiento de la civilización occidental al insertarse en el imperio Romano en el culmen de su dominación. El ser humano occidental se ha desarrollado y sigue desarrollándose hacia el futuro con esa visión positiva de la vida personal, del mundo y sus pueblos, y del misterioso universo. 

 

Investiguemos, pues, en la historia del pueblo hebreo y en ese singular documento que ellos nos dejaron, al registrar en la Biblia cómo fueron descubriendo esa visión positiva de la vida.