Nuestro primer enemigo: El miedo

Autor: Padre Ernesto Fernández-Travieso, S.J.

Libro: Para no ser un rinoceronte más

 

De niño no tenemos miedo, queremos experimentar toda clase de experiencias sin pensar en las consecuencias y es por eso que nuestras madres tienen que estar constantemente detrás de nosotros cuidándonos. Cuando ya tenemos uso de razón nos vamos dando cuenta de las consecuencias de nuestros actos y especialmente de los peligros. Entonces aparece el miedo como instinto de protección.

Sin embargo, el miedo se convierte en nuestro primer enemigo. El miedo puede ser un obstáculo a nuestro progreso y desarrollo. El escritor chileno Carlos Castañeda pone el miedo como el primero de los cuatro enemigos que el ser humano debe afrontar y vencer en la vida. El miedo, que al principio parecía ser una ayuda o un aliado en nuestro proceso de humanización, se torna contra nosotros en nuestro normal proceso de conocer y volvernos seres racionales y con sabidu­ría.

Los grandes filósofos griegos Platón y Aristóteles y después de ellos una miríada de sabios igualaban sabiduría y felicidad. El ser humano, al crecer en conciencia por educación y experiencia, se va haciendo cada vez más persona hasta trascender más allá de sus propias limitaciones. Ya hemos señalado cómo el ser humano, que comparte su naturaleza con los animales, trasciende su propia animalidad e instintos y llegar a niveles más altos.

En la historia leemos de hombres y mujeres cuyo poder creativo ha llevado el mundo a niveles insospechados por el hombre primitivo. Grandes inventos, música, expresiones de artes plásticas, ciencia y cultura en general, nos siguen llevando a una vida menos animal y más profundamente humana. Todo eso se ha logrado a base de esfuerzo, riesgo, trabajo, sacrificios y desvelos, o sea sublimando los instintos animales a poder creativo y espiritual.

Sin embargo, el miedo ha estado siempre presente para obstaculizar esta creatividad humana, el miedo está presente hasta para negarnos a resistir nuestros instintos animales. Es muy fácil dejarse llevar por instintos que nos llevan irremediablemente al egoísmo: los instintos nos retraen de esforzarnos por lograr algo más perfecto y beneficioso para los demás. Preferimos animalizarnos y seguir nuestros instintos, a elevarnos y trascender con ese verdadero instinto espiritual que todos tenemos muy adentro. El miedo, nuestro primer enemigo, nos hace traicionar ese llamado a la trascendencia, a la creatividad y a la libertad de espíritu que todos compartimos. Muchos sucumben al miedo y siempre vivirán en estado de esclavitud animal que rechaza esa libertad espiritual de los verdaderos «pocos sabios que en el mundo han sido», citando los versos de Fray Luis de León.

¿Cómo podemos vencer el miedo?... Primero que todo, siguiendo los consejos de los sabios, tenemos que entender el miedo no como un enemigo sino como un desafío. Entonces el miedo se convierte en un aliado, pues es señal de que tenemos que incorporarnos en nuestras propias fuerzas para afrontarlo y vencerlo.

Pero para lograr eso tenemos que encontrar una fe que nos aclare y nos motive a seguir un determinado objetivo en nuestra vida. Algunos identifican esa fe con una religión determinada. Sin embargo la fe es algo más profundo que un mero seguir normas y cumplimientos. Sabemos que esa verdadera fe es dinámica y tiene que ser constantemente alimentada y desarrollada. Al fin y al cabo, sólo la fe puede darnos una dirección y un propósito en la vida.

Usaremos al ambiguo tema del miedo como punto de partida en esta nueva serie de reflexiones: ¿El miedo, obstáculo enemigo o desafío positivo?...