La Iglesia Católica entre dos fuegos

Autor: Padre Ernesto Fernández-Travieso, S.J.

Libro: Para no ser un rinoceronte más 

 

 

En nuestra serie de programas sobre la cultura latinoamericana, queremos seguir exponiendo los valores y principios peculiares de nuestro continente. La liga de razas y culturas que se produjo al descubrir Cristóbal Colón el continente americano para Europa, no tiene paralelo. Pero nuestra característica más especial es la catolicidad, es el único continente de mayoría católica en el mundo.

Nuestra historia pasada, como toda historia humana, ha tenido sus muchos positivos y sus muchos negativos. Hablemos ahora de nuestro presente y del futuro: la Iglesia católica en Latinoamérica es la única que proclama el amor y la justicia frente a los problemas sociales que nos aquejan.

Por supuesto, esta labor ha producido persecución. Los sistemas políticos injustos tiemblan frente a la denuncia de los problemas sociales, pero también el catolicismo viene siendo perseguido por hermanos cristianos fundamentalistas que proclaman un cristianismo sentimental que no lleva ningún mensaje social. El cristianismo fundamentalista da pie a la opinión de aquellos marxistas que llamaban a la religión: opio de los pueblos.

¿Será una coincidencia que este tipo de religiosidad ataque a la Iglesia Católica?... Se decía en tiempos del presidente Nixon que el gobierno de los Estados Unidos había subvencionado a estas iglesias con millones de dólares. Primero, para impedir que la Iglesia Católica continuara su labor concientizadora. Segundo, para promover esa religiosidad interior que no «molesta» a los gobiernos injustos al no hacer que la gente piense en los problemas sociales.

Desde entonces se ha notado una proliferación de iglesias evangélicas con toda clase de nombres irreconocibles que se dedican a hacer proselitismo con grandes recursos económicos. Estas iglesias acosan incesantemente a la Iglesia Católica y al Papa con toda clase de improperios. Fue muy triste cuando nuestro santo Papa Juan Pablo II visitó hace unos años la República Dominicana. Estas iglesias evangélicas comenzaron una campaña masiva por radio, televisión y carteles por las calles presentando al Papa como la «bestia» del Apocalipsis

Si hay algo que se le puede echar en cara a la Iglesia en nuestros países es el no haber hecho lo suficiente por enseñar la doctrina de Cristo. Quizás se pudiera haber evitado los contrastes y las injusticias sociales que claman a Dios, temas jamás tocados por los fundamentalistas evangélicos. Quizás se pudieran haber evitado las dictaduras de derechas o izquierdas que nos han aplastado.

La Iglesia Católica por denunciar las injusticias sigue produciendo mártires, como en Cuba los jóvenes estudiantes que murieron ante el paredón de fusilamiento, gritando ¡Viva Cristo Rey! bajo el gobierno marxista–leninista. También en El Salvador sacerdotes, religiosas y laicos que han sido asesinados por grupos paramilitares del gobier­no.

El catolicismo no sólo denuncia las injusticias, sino también anuncia el Reino de paz, justicia y amor, como nos enseñó nuestro Señor Jesucristo. Por eso él mismo sufrió persecución y martirio. Sin embargo de ahí vino la resurrección y la redención de todo el género humano con una revolución pacífica, centrada en el amor: la única revolución que no terminará en otro sistema más opresivo que el anterior como lo han sido todas la revoluciones que recuerda la historia.

Defendamos nuestra fe y tradición con orgullo y valentía, pero con la humildad, la comprensión y el amor que nos enseñó nuestro Señor Jesús.