La situación de Latinoamérica ha empeorado

Autor: Padre Ernesto Fernández-Travieso, S.J.

Libro: Para no ser un rinoceronte más  

 

 

Sigamos buscando soluciones para los problemas que aquejan a nuestro continente latinoamericano. En verdad, los problemas de hoy afectan al mundo entero, pues la llamada «globalización» nos envuelve a todos en una gran amalgama de problemas. Pero ya no hay manera de echarse para atrás. Como dice un refrán muy cubano: «Con esos bueyes hay que arar...». En teoría, la globalización positivamente aplicada, pudiera traer muchísimos buenos resultados, sin embargo hasta ahora parece ser un verdadero fiasco para los países en desarrollo.

Por otra parte el continente latinoamericano aparece relegado a un segundo plano, casi ignorado por los conglomerados de prensa intenacional que sólo informan y dan publicidad a las grandes potencias que deciden la economía mundial, no importa si son democráticas o no .

En Latinoamérica, nuestras masas populares siguen huyendo y buscando la tierra de promisión en esos países desarrollados sin reflexionar en las tristes consecuencias que su decisión les puede traer. Estos emigrantes se convierten en los nuevos esclavos, atrapados por sus propias necesidades económicas y sin dignidad ni derechos. Se vuelven víctimas del consumismo y pierden sus principios y valores... ¿Cómo podremos hacerle frente a estas terribles consecuencias con que un mundo globalizado nos absorbe y consume?...

El pueblo judío tuvo el mayor período de madurez que recuerda su historia durante su cautiverio en Babilonia,. Sus sabios e intelectuales, junto con el pueblo, se congregaron a reflexionar... ¿Cómo era posible que este pueblo escogido por Dios, con una promesa y una misión universal, estuviera oprimido y fuera de su tierra en aquella terrible ciudad de Babilonia?...

Y en esa reflexión a la luz de su historia, comprendieron su infidelidad a Dios y el rechazo a su amor. Entonces comprendieron cómo habían fallado tantas veces a aquel pacto de Alianza al que Dios, por su parte, nunca había fallado. El pueblo judío comprendió que quizás algunas veces habían correspondido a ese Dios amante sólo con palabras en sus labios y no con el corazón. Y vinieron uno a uno los profetas que les hicieron darse cuenta de su error, de la relación de amor que ese Dios les pedía: corresponder a su amor y, tan importante como eso, llevar ese amor a los demás, al prójimo, en hechos y realidades.

El pueblo de Israel recapacitó, y reaccionó con tal fuerza que sintieron el deber de anunciar su Dios, no sólo a los babilonios sino al mundo entero. ¡Y escribieron! ... Sobre el ser humano, sobre la sabiduría, sobre la universalidad del mensaje de su Dios, sobre la promesa de Redención para el universo entero, sobre la salvación de todo el género humano... Ya no hablaban de reglas y cumplimientos religiosos, hablaban de una actitud de vida para todo ser humano, una actitud de amor y comprensión.

¿Podremos nosotros aprender algo de esta experiencia? ... ¿Podemos hoy aplicar estas enseñanzas a nuestros países y pueblos latinoamericanos? ... ¿Podremos cambiar nuestro corazón, cada uno de nosotros, y transformarnos en luz para disipar tanta tiniebla?...

¡Tratemos! Ya tenemos a Jesucristo entre nosotros, tenemos sus palabras y sus enseñanzas. Lo tenemos a El mismo que nos aseguró que iba a estar con nosotros hasta el fin de los siglos... Si no lo conocemos todavía ni conocemos sus enseñanzas, ya es hora de despertar y de reaccionar. Sólo esa fe profunda puede proveer soluciones a nuestros problemas latinoamericanos y a los del mundo entero.