Preguntas y respuestas

¿Adán y Eva tuvieron la culpa de todo?

Autor: Padre Ernesto Fernández-Travieso, S.J.

 

 

Estudiábamos en la Biblia, el recuento de la Creación y de Adán y Eva a la luz de la fe y la razón. Veíamos como Dios inspiró a los sabios judíos a escribir una explicación del principio de la Creación y de la aparición del hombre y la mujer como protagonistas de la caída en el pecado. Explicamos cómo el recuento de Adán y Eva, según los estudios bíblicos, nos explicaba el papel preponderante de toda la humanidad como dinámicos colaboradores de Dios en completar una creación que evolucionaría hasta el fin de los siglos. Esta parábola quería aclararnos también la ambigüedad de la naturaleza humana libre para escoger entre bien y el mal.

Adán y Eva simbólicamente representaban a todo el género humano. Creados a su imagen y semejanza, Dios los crea en libertad. Podían hasta revelarse a su propio destino por su libre albedrío, rechazar la invitación de Dios a colaborar y seguir un camino aparentemente independiente. Eso era el pecado.

Adán y Eva son tentados en su egoísmo. En la parábola del paraíso terrenal, la figura fatídica del mal es representada por la serpiente. Esta les convence, por engaño, que la desobediencia les haría ser como dioses. Así todos los seres humanos después de llegar al uso de razón somos tentados a violar nuestros principios y valores saltando pasos y haciendo trampas. Si violamos las leyes de nuestra conciencia, nos imaginamos que seremos “como dioses” y nos rebelamos contra Dios y su plan de salvación. Sacamos a Dios de nuestras vidas. Ese Dios nos había prometido la salvación paso a paso, en un proceso de educación a través del trabajo y la experiencia. Dios nos da la opción de seguir su camino de vida o de coger el camino equivocado, de diseñar nuestro propio destino sin importarnos nada ni nadie. Ese camino acaba por destruirnos y destruir también la maravillosa creación que nos fue dada para hacerla crecer con amor en unión con todos y para el bien de todos.

No podemos creer que la culpa de todo la tuvieron Adán y Eva. Su desobediencia representa nuestra propia y personal desobediencia, hoy y siempre, al rechazar la invitación de Dios para colaborar con Él. La desobediencia e infidelidades del pueblo judío les hicieron reflexionar y explicarse el porqué de su cautiverio en Babilonia. En la figura de Adán y Eva estamos todos representados tanto. Al reflexionar, caemos en cuenta de los males que nos infligimos unos a otros cuando queremos “jugar” a ser dioses,

Esa es la verdadera sustancia del recuento de Adán y Eva que los sabios judíos inspirados por Dios nos dejaron como legado. Nos distraemos muchas veces con los elementos alegóricos de la parábola; la serpiente, la manzana, etc., y perdemos el verdadero sentido de la narración. Y muchos hasta culpan a Adán y Eva de todos sus males sin recapacitar que cada uno de nosotros somos Adán y Eva. Todos somos culpables cuando escogemos nuestro propio camino de promesas falsas y rechazamos el único camino que ha tenido, tiene y tendrá sentido.

¡Qué fácil es creer la parábola de Adán y Eva literalmente y echarle la culpa a esas dos figuras simbólicas que nos representan a todos!