Preguntas y respuestas

¿Fueron Adán y Eva nuestros primeros padres?

Autor: Padre Ernesto Fernández-Travieso, S.J.

 

 

Siguiendo nuestras reflexiones sobre Adán y Eva, veamos detenidamente lo que dice la Biblia sobre ellos. Habíamos ya estudiado como en el siglo VII A.C. los sabios judíos con su pueblo cautivo en Babilonia, decidieron escribir su historia desde  Abraham. Reflexionaban sobre su historia única en la que habían encontrado a un Dios amigo y protector que a su vez se les revelaba y les hacía una promesa: Abraham sería el padre de un gran pueblo que portaría la salvación a todas las naciones: el Mesías. Sin embargo, el pueblo  había sido infiel a ese Dios y ahora pagaba su desvarío cautivo en una tierra extraña.  

Era necesario reflexionar y pasar por escrito esa tradición que hasta ese momento había sido trasmitida oralmente por generaciones. Tenían ahora que compilar una historia única de crecimiento en conciencia  a través de triunfos y de fracasos. Como típico de esa cultura oriental, habría verdadera historia entretejida con leyendas, cuentos, parábolas y sueños que contenían profundas enseñanzas. Todo se puso por escrito en “libros”, realmente rollos de pergamino, que se guardarían religiosamente para la posteridad.    

Sin embargo, esas reflexiones tuvieron un giro inusitado. Los sabios judíos se ven inspirados para “completar” su historia añadiendo la parte anterior a Abraham. Con una audacia insólita, componen la historia de la creación del universo en forma alegórica, con conceptos y significados humanamente explicables sólo a la luz de una revelación sobrenatural. Los judíos declaran que su Dios era “el único Dios” Creador de todas las cosas inclusive del firmamento, sol, luna y estrellas. Estas eran meramente “cosas” ¡Tremendo escándalo para aquellas civilizaciones antiguas que consideraban dioses a los astros!  Los judíos describen cómo fue la Creación usando narraciones “prestadas” de los mismos babilonios, pero ahora con una significación distinta. Así en el primer capítulo del Génesis declaran que ese Dios vio día a día que “todo era bueno”: la Creación era positiva y no amenazantemente negativa como creían los demás. Más sorprendente todavía era la idea de la creación del hombre y la mujer como colaboradores de su plan quienes completarían esa evolución con su trabajo. 

El recuento de la Creación y de Adán y Eva, era una parábola escrita según los conocimientos de la época en que se escriben.  Lo importante era explicar quién era Dios y el destino de la Creación. Se explicaba el preponderante papel y la responsabilidad del ser humano. No se pretendía dar una explicación histórica sino una enseñanza mucho más profunda: la relación de amor entre todos los seres humanos con Dios. Esta relación podría dañarse por la libertad del ser humano, que por egoísmo lo puede llevar a  rebelarse contra Dios. 

Los sabios judíos no intentaban echar la culpa de nuestras presentes desobediencias a las figuras de Adán y Eva. En “nuestros primeros padres” estamos todos representados “simbólicamente” de una manera retrospectiva y no como origen de nuestras propias infidelidades.

Nuestro Santo Padre Benedicto XVI nos invita hoy a estudiar la Biblia a la luz de la fe y la razón. Sigamos reflexionando sobre las enseñanzas que Dios nos revela en la parábola  de Adán y Eva.