Pastores y guías.

Autor: Padre Ernesto Fernández-Travieso, S.J.

 

 

Cuando estamos en crisis o tiempos de confusión, no hay nada mejor que  detenerse de nuestra vertiginosa carrera de la vida y reflexionar. Estamos revisando en estos momentos los problemas que aquejan a Latinoamérica y también al mundo. El Papa Benedicto XVI ha denunciado como el mundo occidental ha sacado a Dios de nuestras sociedades. El resultado es de anarquía donde la delincuencia, la falta de moral, la destrucción de la familia son obvios. El ser humano ha sido rebajado a un elemento consumista sin dignidad ni futuro. No se puede vivir sin Dios. Tampoco se puede ya confiar en un Dios distorsionado por los fundamentalistas, ya sean musulmanes, cristianos y hasta católicos. El Dios verdadero es un Dios de amor: el Buen Pastor.

 

Aprovechando la V Conferencia del CELAM en La Aparecida, Brasil, se han estado revisando las causas que en la América Latina han provocado esta situación de resquebrajamiento. En las preparaciones de varios años para esta Conferencia se ha hecho un meticuloso y sincero examen de conciencia. La Iglesia, de acuerdo con muchos obispos y líderes católicos, debe revitalizar la fe del continente de mayor número de católicos del mundo. Esta fe debe de ser vivida y practicada en acción.

 

Y ahí viene una redefinición de sus pastores y guías espirituales que hoy en día no son sólo las autoridades de la Iglesia, sino también hombres y mujeres laicos comprometidos que son llamados a ser fermento en la masa. Debemos después redefinir al cristiano y sus responsabilidades.

 

Cristo mismo preparó a sus apóstoles y discípulos en un exhaustivo entrenamiento que duró tres años.  Podemos decir que humanamente ese entrenamiento fue un fracaso. Cuando mataron al pastor se desperdigaron las ovejas. Sin embargo, Cristo resucitó, se presentó a los apóstoles y les dejó al Espíritu Santo y ellos se volvieron fuertes y entendieron todas las enseñanzas de su pastor. Llevaron al mundo la revolución pacífica más grande que se haya registrado en la historia. Los discípulos de Jesús fueron los guías espirituales de ese movimiento que se extendió por todo el mundo. Su modelo era Cristo, el buen pastor.

 

Hace unas semanas el Santo Padre ordenaba a 22 nuevos sacerdotes en la basílica de San Pedro, entre ellos a 5 latinoamericanos. En la homilía, el Papa les exhortaba a ser buenos pastores capaces de guiar a sus ovejas, de cuidarlas, conocerlas por nombre, que les dieran sus corazones con amor. Los nuevos sacerdotes, decía el Papa, tenían que ser otros Cristos, a pesar de sus imperfecciones y debilidades humanas. Al revestirse con la vestidura sacerdotal en la ordenación, ya podían confiar para siempre que Cristo actuaría en ellos. Ellos llevarían el mensaje de salvación a todos, en especial a los más sufridos con humildad y dedicación. En los evangelios tienen toda la enseñanza que  les hace falta, pero en el revestirse de Cristo y recibir al Espíritu Santo, tendrían la fuerza y la fe para guiar a esa grey a la salvación. Todos sabemos que la labor no es fácil.

 

Sin embargo, Cristo aseguró a sus discípulos que él estaría siempre con ellos. El siempre estará con estos nuevos sacerdotes y con todos los que por sus palabras y hechos crean en nuestro Señor y Salvador y sigan extendiendo su misión de justicia y amor a todo el mundo.

 

Con esta reunión de la Aparecida tenemos todos que renovar nuestra actitud de vida. Y es imprescindible acudir a Cristo, nuestro modelo. Ese Cristo del perdón, tierno con la adúltera, alegre con los niños, comprensivo con todos, duro con los fariseos, sencillo y humilde, y sobre todo Buen Pastor que guía a sus ovejas y que busca siempre a la oveja perdida. Necesitamos más guías espirituales que se comprometan con esa muchedumbre que anda como ovejas sin pastor, la mies es mucha, los trabajadores pocos.