“Teresa de Calcuta no creía en Dios”.

Autor: Padre Ernesto Fernández-Travieso, S.J.

 

 

Así con desfachatez, proclamaban recientemente algunos periódicos de todo el mundo en sus titulares de primera plana. Todo esto venía por unas cartas de la madre Teresa a su director espiritual. Se distorsionaban las palabras de la madre Teresa como si fueran un escándalo. Ella solamente relataba como en partes de su vida había tenido crisis de fe.

Hoy más que nunca nos damos cuenta la manipulación de los medios de comunicación. Por vender espacios en sus medios son capaces de todo. Y la prensa parece volverse cada día más superficial y sensacionalista distorsionando la información.

Estas “sorprendentes” noticias dadas sobre la Madre Teresa , además denotan una ignorancia pasmosa. Se supone que periodistas de países occidentales, conozcan la historia y las ideas básicas del cristianismo de donde se origina nuestra cultura. Se supone que profesionales de la comunicación conozcan también los rudimentos de la psicología humana.

El Cristianismo, legado histórico del pueblo judío, trajo una visión insólita para aquellos pueblos de la antigüedad. Cuando esas civilizaciones presentaban con fatalismo a los seres humanos como víctimas de los dioses, la Biblia , documento histórico escrito del pueblo hebreo, nos traía una visión positiva de la vida: el ser humano tenía un destino de esperanza y salvación. Hasta los sufrimientos y las crisis tenían valor positivo. Veníamos a la vida para aprender a conocernos a nosotros mismos, conocernos unos a otros y vivir en comunidad universal, y llegar a trascender más allá de nuestros propios límites. La cultura judeo-cristiana nos enseñaba que el ser humano había sido creado libre por un Dios bueno quien lo hacía su colaborador en una creación que iba evolucionando.

En ese proceso dinámico de crecimiento, la Biblia nos enseña por medio de personajes de profunda riqueza humana, que todos de una manera u otra tuvieron problemas de fe. Tanto los personajes del antiguo Testamento como del Nuevo, ya en el cristianismo, todos han pasado por su “noche oscura del alma”, como llamaban los místicos Teresa de Avila y Juan de la Cruz a estas pruebas de fe.

Y no podemos pasar por alto que el mismo Jesucristo, hijo de Dios, pasó su crisis en el huerto de Getsemaní, y ya en la cruz grita “Padre, por qué me has abandonado”. Sus apóstoles, que lo vieron caminar sobre las aguas y hacer milagros, tenían constantemente dudas de fe.

Todos los seres humanos tenemos que pasar por esas pruebas y momentos oscuros, si no, no seríamos humanos. Por lo tanto no es de sorprenderse que la Madre Teresa de Calcuta nos confiese que también ella pasó por momentos de oscuridad. Más todavía, nos conforta que ella haya sido tan humana, y nos sirva de modelo en nuestras oscuridades del alma.

Lo grande y maravilloso no ha sido que la Madre Teresa haya tenido dudas de fe, sino que a pesar de ellas, siguió su vida de entrega a Dios, atendiendo con dedicación y ternura a los enfermos y moribundos en las calles de Calcuta. Nos recordamos de las palabras de Ignacio de Loyola, otro santo que también tuvo crisis de fe: “en tiempos de desolación no hacer mudanza”. Esas dudas de fe hicieron santos a los santos, y su santidad fue siempre en aumento sin flaquear y con humildad. Nunca en la historia se ha conocido un santo que tuviera la arrogancia de creerse santo.

Ojalá que la humildad de la Madre Teresa de Calcuta, sensibilice a esos confundidos periodistas, que con sus inmaduros y sensacionalistas comentarios quieren desprestigiar esa valiente mujer. La Madre Teresa nos enseñó, con hechos, el misterio del Dios del Amor. Lo sentimos, señores periodistas… ¡Teresa de Calcuta sí creía en Dios!