La esperanza del cambio

Autor: Eduardo Orellana

 

 

El cambio es inherente a la vida...es la semilla de la esperanza que un día fue sembrada en el pasado y que se atreve a asomar en el presente para hacernos ver que ya nada es igual que antes.

El cambio es imprescindible en la vida… es el río que empuja hacia delante todo lo que encuentra a su paso para que nunca se estanque y, de esa forma, logre purificarse en su propio movimiento.

El cambio es constante en la vida…es manifestación traviesa de lo eterno en este mundo temporal…es recordatorio de que mientras no se llega, es necesario caminar; de que lo imperfecto tiende siempre la perfección lograr.

El cambio es necesario en la vida…es nacer, crecer, morir y renacer, es
medicina contra enfermedades como la soberbia, el conformismo y la mediocridad. Es antídoto contra el “ya está todo bien y no hay nada más que modificar”

El cambio es acicate en la vida…es reto que estimula al intelecto, a las emociones y que despierta la fe, es recordatorio de que lo mundano tiene mucho de incierto y que nunca podremos en lo material saciar toda nuestra sed.

El cambio es bendición en la vida…es lo que nos impulsa a creer en la presencia de un sol detrás de unas nubes negras, en la abundancia tras una época de carestía, en momentos alegres al finalizar el llanto, en la vida tras la inevitable muerte…

El cambio es uno más de los regalos que da el Ser Supremo a la Humanidad…es esa posibilidad de recrear y olvidar lo que ya no sirve o se ha quedado en el pasado, y que nos impide avanzar.

El cambio es para todos una esperanza…es transformación interna que se proyecta hacia fuera; es renovación de fe en Dios, en la Humanidad y también de nuestra confianza.