La enseñanza de la Religión no es marginal sino fundamental

Autor: Diego Quiñones Estévez

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Todos sabemos, que la continuista Ley Orgánica de Educación (LOE) ha escamoteado el asunto clave de nuestra educación: el fracaso estrepitoso de la antipedagogía neomarxista, comprensiva, única, obligatoria e igualitaria. También, todos sabemos que  han querido engañarnos, tomándola con la Religión, y más en concreto con la Religión y Moral Católica. Como si ella fuera la culpable, siendo víctima, de todas las equivocaciones antipedagógicas que ha provocado el sistema educativo-LOGSE, y que heredará su hijastra, la ultralaicista LOE.

De igual modo, todos sabemos, y más aún quienes forman parte del gobierno socialista, que lo que se pretende es seguir marginando, despóticamente, a la asignatura y a su profesorado. Ahí están los datos actuales sobre la elaboración del Borrador del Real Decreto de Enseñanza Mínimas para la ESO del M.E.C., llevado a cabo sin contar con la Iglesia Católica, y por tanto, al margen del tratado internacional y constitucional, como es Acuerdo Internacional entre el Estado Español y la Santa Sede(1979).

1º) La asignatura de Religión, que es opcional y no obligatoria, no es tratada como una asignatura fundamental porque queda académicamente machacada al reducir más las horas lectivas (como ya se hizo con la LOGSE). Pretenden imponer que pase de las tres horas por cada ciclo (6 horas) en Secundaria, a sólo 4 horas. Con una hora en cada curso, resulta imposible impartir cualquier asignatura de forma digna. Esto si que es burlarse de los alumnos que la eligen voluntariamente y del profesorado de Religión, que, además, será condenado al paro entre un 25% y un 30%.

2º) Continuará siendo evaluable, cuenta para pasar de curso, y no es computable ni para becas ni para selectividad. La asignatura sigue sin tener una alternativa académicamente adecuada. Los alumnos de Secundaria, elegirán entre Religión confesional y aconfesional, pero los que no opten por las anteriores, tendrán el ambiguo laicista de “la adecuada atención educativa” (antes llamado “estudio asistido” y otras actividades alternativas de no hacer nada). Sin embargo estos alumnos (y aquí viene otro ataque discriminatorio para los alumnos y los padres que eligen Religión confesional o aconfesional) pueden tener la posibilidad de abandonar el centro, siempre y cuando se establezca un compromiso entre el centro y las familias que no han elegido Religión.

Una vez más, el partido socialista en el gobierno, se ha inclinado por la más absoluta discriminación de los padres y alumnos que eligen Religión, y otra vez más, y van ya tantas, desprecia toda la legislación que la ampara en España, en Europa y en el mundo civilizado: empezando por la Declaración Universal de los Derechos Humanos(1948); siguiendo por Declaración de los Derechos del Niño(1959); y por supuesto, el Acuerdo Internacional entre el Estado Español y la Santa Sede(1979), además, la Declaración Luster del Parlamento Europeo(1984), la Constitución Española(1978) y el Tratado(2004) para la futura Constitución de la Unión Europea. Es más, tanto el Consejo Superior de la Escuela Europea, desde 1979, como la Oficina para el Bachillerato Internacional de la UNESCO, consideran que la Religión y la Moral forman parte de las materias fundamentales y obligatorias en la educación, como las Matemáticas, la Historia, la Biología, la Lenguas, los idiomas, etc., etc. En España, las sentencias de los máximos tribunales de justicia del Estado, han reconocido que la enseñanza de la Religión es una asignatura fundamental, que ha de estar en las mismas condiciones académicas y pedagógicas que las restantes asignaturas fundamentales.

La Religión y la Moral no son asuntos privados y subjetivos sino que son universales imperecederos  en la Historia de las culturas. Una escuela sin Religión no se puede considerar que ofrece educación sino que conduce al nihilismo, a la destrucción de la persona a quien se le ha negado la referencia a Dios: el sentido transcendente de la vida.

El mito de la escuela única, laica y obligatoria, fue una más de las nefastas invenciones de la Revolución Francesa (1789-1799) que se acentuó con los totalitarismos marxistas y fascistas, que, los países de Europa, han sufrido durante los siglos XIX y XX sus negativas consecuencias, hasta que a partir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU (1948) se empezaron a tomar medidas.

Por eso este sistema educativo ha sido abandonado por los países de la Unión Europea, inclinándose por los pactos escolares que respetan la libertad de las familias y hacen viable una enseñanza de calidad y en libertad. De este modo, la educación se quita las cadenas de la manipulación política e ideológica que tanto padecemos en España.

La enseñanza de la Religión no es algo marginal en las constituciones democráticas de la Unión Europea, por más que así lo pretendan imponer en España, algunos que desean dar un sentido agnóstico-ateo-laicista a la educación de nuestros niños y jóvenes, retorciendo hasta lo imposible el sentido auténtico de la aconfesionalidad del Estado, al pretender imponer una enseñanza pública laica que choca frontalmente contra el Artículo 27de la Constitución Española (1978). Si así piensan y actúan, lo hacen ninguneando el derecho a la libertad de educación de las familias( no podemos olvidar los más de tres millones de firmas en defensa de la asignatura de Religión, los casi dos millones de manifestantes por la libertad de educación el 12-N de 2005 y que el  80% de los padre eligen Religión Católica en la enseñanza pública, a pesar de haber sido constantemente perseguida ); lo hacen olvidándose del pluralismo educativo de nuestra sociedad democrática; y lo que es mucho más grave y peligroso: lo hacen, a sabiendas, de que están desmantelando los valores morales y éticos de nuestra sociedad para reemplazarla por los contravalores de la ideología de género como es la materia obligatoria de “Educación para la ciudadanía y para los Derechos Humanos” que no es sino una instrucción estatal de carácter laicista y antirreligiosa, es decir, un sucedáneo pseudoeducativo que atenta contra la educación completa, liberadora y creadora de la persona, que la experiencia europea ha demostrado que es la única, verdadera e indiscutible educación.