Del Camino de Santiago, nace la Literatura Española.

Autor: Diego Quiñones Estévez

 

 

Toda lo que es y será nuestra prolífica Literatura, no se entiende sin lo que constituye su esencia y existencia por tradición cultural: el Cristianismo. Este es un dato objetivo minuciosamente estudiado por la Historia de la Literatura. Sin olvidar la otra raíz hispanoárabe: la arábigo y hebrea con las canciones líricas de las moaxajas y las jarchas mozárabes, (Siglos X-XII)[1], y después los zéjeles, que recibieron la influencia de la poesía cristiana romance, heredera de la lírica latina. Y cuyos contenidos temáticos y no digamos las formas o géneros literarios durante la Edad Media, nada tienen que ver con los escasos y repetitivos temas de la lírica árabe[2]. Del Camino de Santiago nació la raíz principal que sostiene el frondoso árbol y la identidad de nuestra Literatura y de nuestra lengua, a través de sus monasterios, abadías, hospederías, catedrales e iglesias románicas y góticas de los  pueblos y las ciudades de los reinos de la Reconquista. A partir de él nos fuimos poniendo en contacto con la Europa Medieval y a lo largo de los siglos medievales tomamos los recursos literarios para empezar a levantar el edificio de nuestra Literatura.

Es el siglo X, cuando en los dos monasterios de la ruta jacobea de San Millán de la Cogolla (La Rioja), comienza a dar sus primeros pasos  la lengua castellana escrita. Los primeros signos escritos en nuestra lengua romance[3] aparecen en las “Glosas Emilianenses”. En la misma ruta jacobea, también está el monasterio benedictino de Santo Domingo de Silos (Burgos) en cuyas “Glosas Silenses” (Siglo XI) igualmente tenemos las primeras manifestaciones escritas de la lengua española.

La Literatura Española, como todas las de lengua románica, empezará a dar sus frutos a partir del siglo XI, cuando la Reconquista toma un nuevo rumbo después de la muerte del dictador islámico Almanzor, y el rey vascón Sancho el Mayor (1000-1035) abre los territorios hispanos  a la influencia francesa. Lo llevará a cabo, haciendo más accesible por tierras llanas el Camino de Santiago, que desde Roncesvalles, por entre montañas, se hacía muy complicado. Europa, y sobre todo los franceses, vienen en peregrinación a Santiago de Compostela, por la ruta del “camino francés”. Los matrimonios entre reyes españoles y princesas de Francia y Occitania dieron lugar a un gran influjo ultrapirenaico que se  refleja en la lengua y en la literatura[4] con la llegada de los poetas franceses y provenzales. Así nuestros juglares tomaron temas y formas carolingias que pasan a la epopeya castellana, y también ésta influye en los cantares de gesta franceses. En el léxico, los galicismos y occitanismos fueron innumerables, pero el más destacable fue el gentilicio de “español<hispaniolus[5], que procede del Mediodía de Francia. Desde que apareció el gentilicio allá por los siglos XI-XII, “español<hispaniolus[6], en el Mediodía de Francia, por 1105, donde se habla de los españoles como los pertenecientes al concepto[7] de España, la España de tierras cristianas en las llanuras. Hispaniolus tiene relación semántica con Hispania, y con los adjetivos que se refieren a las cosas de Hispania, hispani e hispanicus. El gentilicio y luego antropónimo, “español”, es de etimología provenzal.

Este gentilicio, se adoptó porque los territorios de la Reconquista habían avanzado tanto que España no podía seguir reconociéndose como sinónimo de al-Andalus. El concepto de unidad de los reinos cristianos que era España, precisaba de un gentilicio apropiado, español, que  nos vino de la Europa del camino francés, de la lengua de los nobles y los eclesiásticos franceses, de las escrituras y de los fueros en gascón o provenzal y de una literatura que había nacido un siglo antes que la nuestra.

Trotamundos del Camino de Santiago fueron los trovadores y juglares, que además de histriones, venían a ser como los periodistas de hoy en día, y que contaban la vida en forma de leyenda épica, poética o mítica por medio de los cantares de gesta y romances. Los trovadores lo hacían en los centros del poder que eran las cortes de los castillos y palacios de reyes, caballeros y señores feudales. De aquí nació  la poesía del amor cortés, de carácter neoplatónico por su idealización de la mujer como “donna angelicatta”, mujer angelical, inaccesible e intocable, poesía originada en Provenza y que entró en la Península Ibérica por el Camino de Santiago; y por su parte, los primitivos poetas de las lenguas románicas, los juglares, eran como los informadores del pueblo cristiano, quienes a través  de sus narraciones épicas de los cantares de gesta, como el Poema de Mío Cid o la Canción de Rolando, mantenían unidas y preparaban las identidades de las futuras naciones de Europa, que tuvieron como primer estado moderno a España, con los Reyes Católicos(Siglo XV). Isabel y Fernando, acabaron la Reconquista, iniciada en el siglo VIII con la invasión islámica. Si el mester de juglaría con los poemas heroicos de hechos reales o ficticios, y con los populares romances y villancicos, desempeñó una labor crucial en la transmisión oral y escrita de la literatura[8], el mester de clerecía con poemas narrativos en  sílabas contadas, la“cuaderna vía”, de carácter religioso o de tema clásico, lo hizo por medio de la escritura en latín y de manera especial, como los juglares y trovadores, en las lenguas romances (en román paladino) que estaban naciendo y con las que se intercomunicaban los peregrinos de toda condición social. Uno de los máximos exponentes del mester de clerecía es el Libro de Alexandre, y sin duda alguna,  el primer poeta de nuestra Literatura, Don Gonzalo de Berceo (Siglo XIII) que difundió sus obras como los Milagros de Nuestra Señora desde el Monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja) que era visita obligada de los peregrinos del Camino de Santiago. La buena nueva de María[9], también formaba parte de la devoción del Camino. Su obra central, la Vida de Santo Domingo de Silos, la estructura de forma tripartita[10], según el misterio de la Santísima Trinidad: que sean tres los libros e uno el dictado//Como son tres personas e una Deidad//....los libros que signifiquen la Sancta Trinidad. Berceo en su Vida de San Millán habla de la protección del Apóstol y de San Millán sobre los castellanos y leoneses: Tales sennores son de servir e onrar... Con el realismo de la hagiografía histórica, Berceo acerca la religión al pueblo, la hace popular utilizando el lenguaje claro de los feligreses para la edificación de su fe en Cristo y la Santa Iglesia.[11]

Las  cantigas de amigo florecen también por el Camino de Santiago de la mano de los cancioneros de los trovadores y juglares. Alfonso X el Sabio (Siglo XIII), recogió esas formas poéticas[12], para componer y difundir como Berceo, la advocación mariana con su cancionero de las Cantigas a la Virgen María, de influencia de la lírica gallego-portuguesa. También con  Alfonso X el Sabio la literatura en prosa científica, doctrinal e histórica[13], empieza su andadura con obras como Las Siete Partidas, la Primera Crónica General, o la General Estoria, prosa que se inspira en la gnómica oriental y la Sagrada Biblia. De este modo, la prosa castellana se inicia ya con todos los medios lingüísticos necesarios y crecerá en el siglo XIV con don Juan Manuel, Juan Ruiz el Arcipreste de Hita, Sem Tob y Don Pero López de Ayala; y en el siglo XV con el Arcipreste de Talavera, Juan de Mena, y toda la novela de caballería y sentimental como el Amadis de Gaula o la Cárcel de Amor de Diego de San Pedro. También en este siglo, la poesía de la Edad Media llega a su otoño de plenitud con el Marqués de Santillana, Juan de Mena y Jorge Manrique cuya elegía-sermón[14], las Coplas por la muerte de su padre, es un poema universal imperecedero.

No podemos olvidarnos del teatro medieval en lengua romance que nace en los monasterios, en las catedrales e iglesias con los dramas litúrgicos (tropos) que surgen en Suiza y Francia en el Siglo IX[15], cuando se descubre el sepulcro de Santiago el Mayor y se empieza la peregrinación a  Hispania. Eran textos dialogados que se interpolaban en un texto litúrgico y que se representaban por los clérigos en las ceremonias de Navidad, Epifanía, Pascua, Resurrección y los Santos. Precisamente el tropo más antiguo de España está en un breviario del monasterio de Santo Domingo de Silos, y se relaciona con el tropo pascual de la Visitatio Sepulcri (Siglo XI). No cabe duda que la clerecía francesa y afrancesada, los introdujo por el Camino de Santiago. Igual que sus contrarios, los llamados y exitosos juegos de escarnios, introducidos sobre todo por juglares y algunos clérigos y que venían a ser actividades histriónicas, burlescas, paródicas con escasos elementos dramáticos. Debido a sus procacidades fueron alejados de los recintos sagrados.

Sin duda alguna, por el Camino de Santiago también se escenificaron las poéticas y macabras Danzas de la Muerte, y no digamos una de las obras más importantes de la Edad Media, el Auto de los Reyes Magos (Siglo XII) cuyo autor se supone[16] fue un gascón que escribía en castellano-mozárabe de Toledo,  que se inspiró en poemas narrativos franceses sobre la Epifanía. Este teatro sacro alimentaría al teatro de los autores posteriores, como fueron: Gómez Manrique(1412-1490) con su Representación del Nacimiento de Nuestro Señor; Juan del Encina(Siglo XV)continua en su Cancionero con dos obras relacionadas con los temas de los tropos, pero ya inicia un teatro más profano y secularizado[17] con sus églogas pastoriles dramatizadas; pero será a finales del siglo XV cuando Fernando de Rojas con la Celestina, independice y secularice más el teatro pero sin olvidar los contenidos y principios morales de la teología cristiana.[18]

Tras lo dicho, nadie puede poner en duda, ni olvidar nunca, que el Camino de Santiago forma parte de nuestro patrimonio de fe y cultura, que hemos de recuperar y no dejarlo sólo en las manos de las promociones y los intereses turísticos, donde lo espiritualidad  es sólo un pretexto publicitario para alcanzar beneficios económicos.

Se comete un terrorismo literario, cuando no se reconocen las raíces y la constante influencia del Cristianismo Católico en nuestra Literatura. Por más que asistamos a un intento de lapidación de todo cuanto tenga que ver con nuestra tradición cultural cristiana, por parte de los intelectuales de la cultura nihilista, fieles vasallos de la ideología laicista de la desvinculación, ahí están, los frutos literarios en los manuales de la Historia de la Literatura Española, tan bien contrastados por las ingentes investigaciones de los hispanistas.

Por el Camino de Santiago, escuchamos y permanecemos en la tradición cultural del Cristianismo, que se hace realidad artística en nuestra Literatura de la Edad Media, del Siglo de Oro y de todos los siglos.



[1] M. Stern, Samuel, “Moaxajas y jarchas”,  Emilio García Gómez, “De la jarcha a la moaxaja, Dámaso Alonso, “Jarchas, cantigas de amigo y villancicos”,  Dronke, Peter, “El mundo poético de las jarchas y la tradición europea, y Frenk Alatorre, Margit, “Imagen y estilo en el villancico”,  en Francisco Rico, Historia y crítica de la Literatura Española (Edad Media), Barcelona, 1980, págs 58- 98; 78- 82, V. 1º.

[2] Fanjul García, Serafín, Al-Andalus contra España (La forja del mito), Edit. Siglo XXI, Madrid, 2002, p. 165.

[3] Lapesa, Rafael, “El primitivo romance hispánico”, en Historia de la Lengua Española, Editorial Gredos, Madrid, 1981, págs, 156-170.

[4] Lapesa, Rafael, “El primitivo romance hispánico”, y “El español, arcaico, juglaría y clerecía. Comienzos de la prosa”, en  Historia de la Lengua Española, Editorial Gredos, Madrid, 1981, págs 156-170; 193-236, Caps VI y VIII.

[5] Ibídem, pág. 199-200.

[6] Lapesa, Rafael, “El primitivo romance hispánico”, y “El español, arcaico, juglaría y clerecía. Comienzos de la prosa”, en  Historia de la Lengua Española, Editorial Gredos, Madrid, 1981,  199-200, Cap.VIII.

[7] Alvar, Manuel, “Español. Precisiones languedocianas y aragonesas”, en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, www.cervantesvirtual.com.

[8] Menéndez Pidal, Ramón, “Los juglares y los orígenes de la Literatura Española”, en Francisco Rico, Historia y crítica de la Literatura Española (Edad Media), Edit. Crítica, Barcelona, 1980, págs, 15-19.

[9] Víctor García de la Concha, “La Mariología en Gonzalo de Berceo”, “Estudios”, en Gonzalo de Berceo, Obras completas, Edit. Espasa Calpe, Madrid, 1992, págs 61-86.

[10] Weber de Kurlat, Frida, “La composición literaria de las vidas de santos de Berceo”, en Francisco Rico, Historia y crítica de la Literatura Española (Edad Media), Edit. Crítica, Barcelona, 1980, págs 152-154, V. 1º.

[11] Alvar, Manuel, “Gonzalo de Berceo como hagiógrafo”, “Estudios” en Gonzalo de Berceo, Obra completa, Edit. Espasa Calpe, Madrid, 1992, págs 29-50.

[12] Le Gentil, Pierre, “Trayectoria de los cancioneros”, en Francisco Rico, Historia y crítica de la Literatura Española (Edad Media), Edit. Crítica, Barcelona, 1980, págs 310-315, V. 1º

[13] Lapesa, Rafael, “La época alfonsí y el siglo XIV”, op. cit. págs 236; 237-264.

[14] Pedro Salinas, “Elegía y sermón: las “Coplas por la muerte de su padre””, en Francisco Rico, Historia y crítica de la Literatura Española (Edad Media), Edit. Crítica, Barcelona, 1980, págs 334-338, V.1º.

[15] Lázaro Carreter, Fernando, “El drama litúrgico, los “juegos de escarnio” y el Auto de los Reyes Magos”, en Francisco Rico, Historia y Crítica de la Literatura Española (Edad Media), Edit.Crítica, Barcelona, 1980, págs, 461-465, V. 1º.

[16] Lapesa, Rafael, op. cit., pág. 198.

[17]López Morales, Humberto, “Hacia la secularización del teatro: la figura del pastor en Juan del Encina y Lucas Fernández”, en Francisco Rico, Historia y crítica de la Literatura Española (Edad Media), Edit. Crítica, Barcelona, 1980, págs 476-480, V.1º.

[18] Otis H. Green, “Amor cortés y moral cristiana en la trama de “La Celestina””, en Francisco Rico, Historia y crítica de la Literatura Española (Edad Media), Edit. Crítica, Barcelona, 1980, págs 504-508, V. 1º.