Sentencia del 11-M: desilusión, vacío y frustración en el caos de la autodestrucción.

Autor: Diego Quiñones Estévez

 

 

Tras conocerse la sentencia judicial sobre el más terrible y oscuro atentado terrorista que ha sufrido España, en la conciencia colectiva de los españoles y en la conciencia personal de cada una de las víctimas y de cada uno de nosotros, reverbera la desolación porque a las víctimas de los atentados terroristas del 11-M de 2004 en Madrid, no se les ha aclarado la Verdad con mayúscula, no la verdad política y mediática de los poderes que no quieren que se sepa la Verdad. 

Las víctimas y la inmensa mayoría de los españoles, seguimos sin conocer cuáles fueron los motivos de fondo que llevaron a planear el atentado terrorista, quiénes fueron los cerebros totalitarios, los autores ideológicos, y cuáles las armas con que se cometieron los crímenes: ¿ETA o Al-Qaeda? ¿Al-Qaeda y ETA?; ¿Una conspiración policial y política, con apoyos financieros y  redes mediáticas para provocar un golpe de estado mediático-político?; ¿Unos simples terroristas islámicos despechados junto a unos delincuentes sin escrúpulos? 

La sentencia ha absuelto a varios imputados, entre ellos al presunto cerebro organizador de los atentados, ha condenado a los autores materiales de la masacre terrorista, a los que asesinaron a 192 personas y dejaron a 1500 mutiladas y heridas tanto física como psicológicamente. Por más que se haya hecho justicia indemnizando económicamente a las víctimas y a sus familias, la sentencia nos deja sin aclarar cuáles fueron los verdaderos responsables que se ocultan en las sombras criminales del poder, del poder político, financiero y mediático que ha tramado un atentado de tales proporciones que ha producido en la sociedad española una ruptura social y política, moral y ética que ha dañado al Estado de Derecho de nuestra democracia constitucional. 

La sentencia, ha ratificado el vacío que sufrimos en nuestra convivencia democrática en libertad tras los atentados terroristas del 11-M, y de modo palmario, después de las elecciones generales del 14 de marzo de 2004. Nuestra libertad, desde los atentados del 11-M, hasta ahora y a partir de ahora, con la sentencia judicial sobre los mismos, ya no existe de facto porque ha saltado hecha añicos al no verse la luz de la Verdad que identifique a los responsables directos e indirectos. 

Junto a las víctimas del sanguinario atentado del 11-M, sentimos una frustración colectiva por haber perdido el derecho a saber la Verdad. Una sociedad civil sin saber cuál es  la Verdad que debe guiarla y sostenerla ante los avatares más trágicos y terribles de su devenir histórico, está sentenciada a no salir nunca del caos que la aprisiona, el caos de la mentira, del odio, del terror, de la injusticia, de la venganza, de las conspiraciones, que condena a cualquier sociedad civil a la autodestrucción.