La Tizona de El Cid, es Historia y no ideología barata.

Autor: Diego Quiñones Estévez

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Detrás de la afirmación gratuita difundida por el Ministerio de Cultura, presidido por una ministra de cuota que algunos llaman la ministra de incultura, de que la espada del Mío Cid, la Tizona, no es auténtica, se evidencia un despropósito más de la contracultura del socialismo inculto que se inventa infundios malintencionados con el fin de llevar la contraria a sus oponentes políticos, los liberales conservadores, y de paso destrozar, ridiculizar y desvirtuar nuestra patrimonio histórico-cultural.

Sin pruebas, sin argumentos de peso histórico y arqueológico, han lanzado otra patraña más contra uno de los símbolos de nuestra epopeya nacional que tantísimo admiran los hispanistas y los amantes de la Historia y la creatividad que saben apreciar el valor épico de quien es uno de nuestros héroes nacionales, con el cual se empezó a forjar la identidad de España como Nación, tras varios siglos de invasión del islam, allá a mediados del siglo XI, en tiempos de Alfonso VI, el Bravo (1040-1109), monarca de Castilla y León.

El burgalés Don Rodrigo Díaz de Vivar (1043-1099), fue falsificado por la Dictadura de Franco (1939-1975) al presentarlo como prototipo del héroe franquista del nacionalcatolicismo que hizo la cruzada contra las huestes del comunismo y la masonería. Ahora, con la democracia totalitaria del nacionalsocialismo, que denigra a la vez que imita ciertos ramalazos practicados por la democracia orgánica del franquismo, se tira por los suelos al Mío Cid Campeador y las gestas que hizo con uno de sus símbolos más emblemáticos, junto a la espada Colada, su lanza y el caballo Babieca: la espada Tizona.

Si la espada Tizona, según las bocas sin verdad ni demostración científico-arqueológica definitiva, es falsa, también resultaría falso que el Cid, la hubiera logrado venciendo a su propietario, símbolo del islam invasor y traficante de esclavos cristianos y judíos, el rey Búcar de Marruecos que quiso recuperar Valencia, reconquistada por el Cid y Señor de la misma.

La espada Tizona (BOE de 18 de enero de 2003) fue declarada Bien de Interés Cultural en el Real Decreto de 20 de Diciembre de 2002, siendo ministra Pilar del Castillo. Hay “unos informes técnicos” del 2004, con escaso fundamento arqueológico, que niegan su valor histórico. Estos informes, que apestan a revanchismo y revisionismo político, han sido encargados por los actuales irresponsables del Ministerio de Cultura, a la Academia de la Historia, al Patrimonio Nacional, al Museo Arqueológico y a un medievalista, residente en Ginebra, un tal José Godoy, que, según el antiguo propietario de la espada, el Marqués de Falces, tiene la seguridad y la certeza de que nunca ha visto y palpado la Tizona.

Pero junto a los datos historiográficos irrefutables sobre la Tizona, existen unas investigaciones más serias que confirman y demuestran su autenticidad, tales son  las de la Universidad Complutense de Madrid.  Su “Estudio y restauración de la espada Tizona” es del año 1998, y de él se deduce que la hoja de acero, forjada en la primera mitad del siglo XI, es del tiempo del Cid Campeador, aunque la primera empuñadura se reemplazó por otra del tiempo de los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón.

Los estudios de la Universidad Complutense se han realizado utilizando las técnicas de la Arqueometalurgia, técnicas de investigación que gozan de un reconocido prestigio internacional porque lo han demostrado en el rescate y estudio de piezas arqueológicas de gran valor como la Tizona.  

Desde 1944, la Tizona, ha estado expuesta en el Museo del Ejército de Madrid, pero cuando se trasladó éste al Alcázar de Toledo, el heredero y propietario, el Marqués de Falces, Don José Ramón Suárez del Otero, quiso vendérsela al Ministerio de Cultura, pero rechazó la oferta de compra porque le parecía muy elevado el precio. Ante esto, quien se ofreció a comprarla fue la Junta de Castilla y León y la Cámara de Comercio e Industria de Burgos.

Lo de menos es si la espada es o no auténtica, si es o no una falsa reliquia, si su precio es o no exagerado, lo que verdaderamente importa es la verdad histórica que connota y  lo que significa ya no sólo para los castellanos y leoneses, sino para todos los españoles.

Este es el meollo de la cuestión, no la espada como pieza arqueológica de valor, sino más bien otro pretexto más para la degradación de nuestros símbolos históricos, empleando medios farragosos e impropios de quienes presiden un Ministerio de Cultura, que utilizan la Tizona y otros símbolos imperecederos de nuestra Historia, como armas de una ideología barata que ha demostrado su incapacidad histórica para hacer una cultura plural y universal como la cristiana católica de España.
La Tizona del Cid, un preciado trofeo de guerra arrebatado venciendo a los alfanjes de la media luna, como la Colada, que el Cid obtuvo tras vencer al Conde de Barcelona
, que solía hacer alianzas con el invasor islam, es uno de nuestros  símbolos históricos que representa la Reconquista de una identidad perdida, la Reconquista de las Españas, de nuestras Españas, nacidas de la Hispania grecorromana, cristiana y visigoda, la Reconquista de España, que costó muchos siglos de sangre y lucha, y que las ideologías de la falsificación y el revisionismo histórico, han intentado hacer desaparecer o desprestigiar con polémicas maledicientes y malandantes como la de ahora con la espada Tizona del Cid.

Y antes y ahora, fueron y son denigrados los Reyes Católicos y su política de unidad e identidad nacional y espiritual de España; el Quijote, esencia de la lengua y la cultura española; o San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, cumbres de la mística y la espiritualidad universal.