El retorno del terrorismo a las instituciones es nuestra aniquilación

Autor: Diego Quiñones Estévez

Blog del autor

 

 

En las biografías de los que sobrevivieron a las persecuciones del terrorismo de estado en el siglo XX, tanto por parte del socialismo soviético o maoísta como del nacionalsocialismo y del fascismo, se nos muestra cómo el terror se impuso violentado la dignidad, la libertad, la justicia de las personas y de las naciones, hasta que se apoderó por completo de las instituciones del Estado para destruirlas una por una desde dentro.

Ningún político que sea consciente de la responsabilidad que supone gobernar a una nación democrática, se le ocurre la irracional y sumisa negociación o el diálogo con el terrorismo para que invadan las instituciones democráticas. Un gobernante lúcido, sabe perfectamente que el terrorismo dentro de las instituciones, busca como único fin la aniquilación de nuestra democracia constitucional para reemplazarla por el caos y la violencia de las armas terroristas. El terrorismo quiere destruir a quienes les estorban para sus proyectos totalitarios de patrias y naciones donde no tienen cabida los Derechos Humanos, sino sus aberrantes derechos que autogestionan la vida y la muerte, la libertad y las prisiones, las instituciones y el poder, el aire y el agua que respiramos y bebemos.

Una vez que el terror retorna a controlar las instituciones del Estado de Derecho, su poder de aniquilación colectiva e individual es interminable. Instaladas las dictaduras del terrorismo, que esconden los crímenes autoproclamándose como democracias o repúblicas (democracias y repúblicas totalitarias) la paz ha desaparecido y con ella el bien común.

El terror gobernando nuestras vidas, llama a más terror para que comprobemos que su única dinámica es multiplicar el asesinato, la violencia, los ataques a la libertad de expresión y de comunicación, la dictadura del odio y la sed insaciable de más sangre inocente.