Fracaso y engaño de una política antiterrorista sin escrúpulos

Autor: Diego Quiñones Estévez

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Las dos manifestaciones de Madrid y Bilbao, provocadas por el atentado terrorista con dos crímenes en la T-4 de Barajas, coinciden en su oportunismo político.

La automanifestación nacionalista en Bilbao, no viene sino a repetir lo mismo de siempre del nacionalismo con el lema de por la paz y el diálogo: paz y diálogo de claudicación ante la banda asesina de ETA y su brazo político, la izquierda abertzale.

En la no menos automanifestación de Madrid, se ha repetido casi el mismo lema de paz y diálogo, pero mitigado con las proclamas por la libertad y por la vida y contra el terrorismo: paz y diálogo, libertad y vida, sometidos a las exigencias del terrorismo independentista, antidemocrático y totalitario.

La automanifestación del sábado trece de enero en Madrid, más que antiterrorista, progubernamental, demuestra que los poderes en connivencia (el Gobierno socialista, socialistas, comunistas, nacionalistas, comunistas, sindicalistas, así como grupos y personajes de la progresía de la cultura succionadora y putrefacta) han  perdido el sentido común de la realidad en la que vivimos, y que no es otra más que esta: el terrorismo ultranacionalista de ETA, se ha convertido en un arma de coacción totalitaria contra el Estado de Derecho, contra la convivencia en libertad de los españoles, y de modo especial contra el derecho fundamental de todos los Derechos Humanos: el derecho a la vida.

El terrorismo de ETA, ha logrado lo que siempre se ha propuesto, fracturar la unidad de España, llevar al enfrentamiento político, mediático y esperemos que no sea social, a los españoles.  

Los actuales representantes políticos en el poder, han cometido el gravísimo error de negociar con el terrorismo, de establecer un diálogo por la paz del terror con los que no conocen más que una sola palabra: el crimen, y desconocen los caminos de la libertad y la democracia constitucional.

Al no querer reconocer esta equivocación, han optado por la burda y repetitiva mentira de culpabilizar a la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y al partido en la oposición, de ser los responsables del terrorismo de ETA. Alcanzar estos extremos inmorales, demagógicos y fuera de toda lógica, es la máxima demostración de que la política antiterrorista sin escrúpulos del actual Gobierno nacionalsocialista, ha sido un fracaso. Culpabilizar de los propios fracasos al enemigo político y a todos aquellos que no sean sumisos a los desvaríos de una política despótica, es de una ingenuidad que sólo engaña al que quiere dejarse engañar, ya que la inmensa mayoría de los españoles, ya no tragan más con las mentiras orgánicas y orquestadas para dejarnos sin los fundamentos morales, éticos, políticos y de pensamiento que nos hacen ser personas libres.

Ante esta situación extrema que vivimos, sólo cabe una salida, y es la ruptura definitiva de cualquier negociación con ETA y sus órganos políticos de apoyo y volver al pacto entre las dos fuerzas políticas mayoritarias, el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo o Pacto Antiterrorista (2000).

El Gobierno tiene la obligación de dar en el Parlamento, una rápida clarificación de un falso y oscuro proceso de paz ya que las víctimas del terrorismo exigen ser tratadas con la dignidad que se les sigue negando, como así ha ocurrido con la manipulación mediático-política de los dos últimos asesinatos de nuestros hermanos y compatriotas, los ecuatorianos Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate.

Todas las víctimas del terrorismo, han de ser el centro vital de cualquier política antiterrorista fundamentada en la Justicia, la aplicación de la ley del Estado de Derecho y de cuantas medidas policiales sean necesarias para desterrar para siempre al terrorismo de nuestras vidas.