Mi cruz

Autor: Diacono Ray Ortega

 

 

 

Jesús nos dijo: "El que quiera ser mi discípulo, que tome su cruz y me siga".


No se concibe una vida sin cruz, unas mas pequeñas otras mas grandes. La cruz toma la forma de muchas situaciones que a diario se nos presentan en nuestras vidas.


El cumplimiento diario de nuestros deberes suele muchas veces ser nuestra cruz; las obligaciones familiares; el amor desinteresado a los demás, aun a aquellos que no nos agradan tanto; el servir a los demás, aun a costa de inconvenientes propios; el tener que aceptar con humildad las cosas que nos causan molestia, cosas que no buscamos, pero que nos vinieron solas y sin saber porque; todo esto muchas veces es una cruz, pesada o no, pero es una cruz.


Bienaventurado y dichoso aquel que sufre, sabe para que sufre y le da sentido a su sufrimiento. Dichoso y feliz el que sufre y con su sufrimiento ayuda a que otros sufran menos.


La Cruz cristiana tiene dos palos, uno vertical del suelo al cielo que debe ser nuestra meta. Otro horizontal que es el esfuerzo continuo para lograr un mundo mejor.