Nadie es profeta en su tierra

Autor: Diacono Jorge Novoa

 

 

No te desanimes si tus opiniones, recomendaciones o posiciones no son muy contempladas en tu “habitat” cotidiano. Esta afirmación del Señor se cumple en distintos planos, en la familia, el trabajo, la profesión, la docencia, la parroquia y también en la iglesia particular.

Siendo incluso el papá y la mamá, conocedores experimentados en tantas circunstancias de la vida, muchas veces no logran ser escuchados por sus hijos, e incluso reciben como respuestas a sus propuestas una cierta indiferencia.

A la hora de pensar en un predicador, siempre se espera que llegue uno del exterior, y paradojalmente en el extranjero, el que es esperado es nuestro párroco. Dios hace maravillas muy cerca de ti, esa incipiente congregación que nació en tu pueblo, no sabes si no terminará extendiéndose por el mundo.

En el mundo profesional, siempre se mira al mundo exterior con ojos de asombro, leyendo las revistas especializadas, y mayor es el asombro al contemplar que la publicación tiene un artículo de un compatriota ¡Cuántos reconocimientos póstumos, incluso realizados por aquellos más acérrimos opositores! Hay una profesión que se ha desarrollado con nefastos resultados y es la del sembrador de dudas. Siempre con un “pero” acusador. Me vienen a la mente, los comentarios de los contemporáneos de Jesús: “no es el hijo del carpintero”, “conocemos a su madre y a su padre”, “puede salir algo bueno de Nazaret”.

Triste historia que se repite, salvo… que te animes a darle una oportunidad a los que se encuentran cerca de ti. Es posible, sé benévolo, comprensivo y creyente.