Matar a los ancianos

Auto: Clemente Ferrer Roselló

 

 

Un albergue de longevos en Holanda planteó a los moradores de mas de 70 años que rubricaran una apostasía a la vida, afirmando que no deseaban ser reavivados en el supuesto de penar un pasmo. La propuesta hecha en la residencia Sint Pieters en Amersfoort originó que, el senado holandés repeliera el asesinato de ancianos de 70 años. A última hora, la casa geriátrica eliminó el proyecto ratificando que, en un futuro próximo, exigirá la firma del documento.

Los holandeses se rebelaron atemorizados de que se pongan topes de edad para continuar viviendo o invocando el peligro del sadismo terapéutico y la soberanía de todo mortal sobre su misma subsistencia. En la revista Elsevier, se publicó un artículo relacionado con esta medida que llevó a la legitimación de la eutanasia (crimen), al forjar en el doliente, el derecho a disponer por sí mismo del momento de su muerte o al estudiar las remedios terapéuticos en función de sus cuantías y, más peligroso todavía, colocando un tope de 70 años para dejar de existir. Para comprender la medida hay que pensar que en Holanda nacen mansiones para viejos, con varias propuestas de ayuda, de acuerdo con el grado de dependencia, y otras residencias solamente para abuelos crónicos, destinados al crimen de la eutanasia.

La residencia Sint Pieters trabaja con longevos robustos, aunque la ancianidad acarree sus lógicos quebrantos. "La política de no reanimar a los ancianos a partir de los 70 años, es una equivocación. Ancianos sanos viven con normalidad después de ser reanimados", asevera el especialista de la policlínica académica de la Universidad de Ámsterdam, Ruud Koster, miembro del European Resuscitatium Council.

Según Koster, en Holanda vegeta el deseo legal de no ser reconfortado, pero también el derecho a ser auxiliado en caso de penuria y el deber de brindar a todo mortal asistencia clínica. La mencionada residencia iba a actuar en contra de la ley, negando a sus residentes lo que está previsto en la misma.

También añade unos porcentajes de reanimación con éxito, a partir de una indagación efectuada en la jurisdicción de Holanda del Norte. Asimismo defiende asumir, en cada establecimiento, una lúcida política de reanimación y proporcionar al personal todas las preparaciones técnicas precisas. "En la operación de reanimar –asegura Koster– la rapidez y la calidad de la ayuda son los primeros requisitos para el buen resultado."