Afamadas desnudas

Auto: Clemente Ferrer Roselló

 

 

Ante los XIX Juegos Olímpicos Pekín 2008 y aprovechando este evento, se ha exhibido, en pelotas, la capitana del equipo de natación Norteamericana y triunfadora en Atlanta y Atenas; Amanda Beard. Para la nadadora estadounidense, el fin justifica los medios, al desnudarse para apoyar la nueva campaña publicitaria de PETA (Personas por la Ética en el Trato de los Animales). Aún siendo el fin bueno, nunca puede ser justificado por los medios depravados que se emplean; la degradación de la mujer como ser humano. Lo que no ha podido hacer es participar, también desnuda, en una queja de la institución en Pekín. La acción estaba previsto exaltarla, junto al perímetro de las piscinas en la Villa Olímpica.

La modelo Joanna Krupa, elegida como la mujer más guapa del mundo por las revistas Maxim, FHM y GQ, posa desnuda en la campaña. Dijo que "prefería ir en cueros a usar pieles."

La directora honoraria de esta organización, Pamela Anderson, actriz de 40 años, también se ha desnudado. La cantante Imogen Bailey se desviste, encadenada y con heridas de latigazos. El desnudo de Alicia Silverstone fue prohibido en USA, sin embargo se publicó en la portada de la revista TIMES, una de las más leídas del mundo. La cantante Alaska también se ha exhibido en pelotas, con un par de banderillas clavadas en la espalda, para protestar contra las corridas de toros. Están posando para asociación, Sadie Frost y Kim Basinger, totalmente desvestidas. Patricia Manterota, actriz mexicana, se desnuda en una jaula con el cuerpo pintado de tigresa.

Ciertos mensajes equívocos están dejando una estela de mal gusto y desencanto. La utilización del sexo en el ámbito publicitario no es otra cosa sino dar al cuerpo una estimación comercial, frente a la valoración de su dignidad que se traduce en una significación trascendente. Además, cuando se maneja como pretexto para reconducir psicológicamente a la persona hacia una determinada asociación en defensa de los animales, se está haciendo caer al consumidor en la sucia trampa de la pornografía. Movilizar la voluntad pasando por el filtro del sexo, resulta condenable éticamente y una falta de respeto hacia la persona humana.

"El pudor inventó el vestido para gozar más de la desnudez", afirmó Carlo Dosis.