El perdón, arma poderosa

Autor: Clemente Ferrer Roselló

 

 

La imagen de una chiquilla huyendo horrorizada, desvestida y marchita por un proyectil inflamado, fue el símbolo de la beligerancia en Vietnam. Tenía nueve abriles, se han superado los 35 y Kim Phuc ha vuelto a revivir ese espantoso pavor.
Kim expió llagas en el 65 por ciento de su menuda morfología, pero Nick Ut, el artista vietnamita productor de la instantánea, que dio cien vueltas al mundo y conquistó el premio Pulitzer en 1973, la llevó al sanatorio y le salvó la existencia.
"Me desmayaba cada vez que las enfermeras me metían en la tina y cortaban la piel muerta. Pero no morí. Dentro de mí había una niña pequeña y fuerte, que quería vivir". Kim asevera que consiguió superarlo "gracias al amor de mi familia y de Dios" ."Cuando leí la primera vez las palabras de Jesús 'ama a tus enemigos', no sabía como hacerlo. Soy humana, tengo mucho dolor y muchas cicatrices. Creí que sería imposible. Tuve que rezar mucho y al final lo logré", testifica conmovida.
En 1996, la Fundación para la Memoria de los Veteranos de Vietnam la convocó a Washington y allí se rozó con uno de los tripulantes que intervinieron en el ataque de Trang Bang, su aldea. Kim Phuc le condonó manifiestamente, entre lloriqueos, trocándose en la imagen universal de la concordia. "El perdón es más poderoso que cualquier arma del mundo", ha dicho.

"Mi foto es un símbolo de la guerra, pero mi vida es un símbolo de amor, esperanza y perdón", concluyó