El Papá de mi mejor Amigo

Autor: Claudio De Castro

 

 

Me encontré con este muchacho lleno de inquietudes. Nos sentamos a conversar y me dijo entusiasmado:
-El papá de mi mejor amigo, es juez.
-Es maravilloso saber que el papá de tu mejor amigo es alguien importante –le dije.
En ese momento me inundó una gran alegría, un gozo inexplicable, y añadí feliz:
-El papá de mi mejor amigo, es Dios.
Me sorprendí por esto que dije.
Él también me miró sorprendido y sonrió.

Entonces le hablé de mi mejor amigo, Jesús. Y le hablé de Dios. Le conté esta experiencia a un amigo sacerdote y por la tarde cuando nos volvimos a ver me dijo: “He pensado mucho en lo que me dijiste”.
-Yo también –le respondí -. Nunca dejo de maravillarme. Pienso en las cosas hermosas que hace el buen Dios en nuestras vidas.

Es increíble cómo te favorece hasta en las cosas más pequeñas, en lo cotidiano, en lo que parece imposible. 

Basta confiar. 
Creer. 
Tener la seguridad que la Divina Providencia nunca faltará.
Que para Dios nada hay imposible.

Recuerdo la vez que mi hermano conducía su auto por una carretera deshabitada y le estalló una llanta. Se bajó preocupado y mientras la miraba se decía: “¿Ahora que haré? No tengo llanta de repuesto”. Levanto la vista y frente a él había un cartel que decía: “Se reparan llantas”.

¿Cómo llamas tú a estas vivencias cotidianas? ¿Casualidad? Yo las llamo: “Amor del Padre Eterno”.

Déjate amar por Dios. Deja que te consienta con su Amor incondicional de Padre. Entonces tu vida cambiará. Desaparecerán esos viejos temores que te arraigan al pecado. Y tendrás las fuerzas que necesitas para cambiar, para acercarte a Dios, para amar más a Jesús Sacramentado, para vivir tu fe a plenitud.

Verás que muy pronto te encontrarás diciendo:
“El papá de mi mejor amigo, es Dios”.