Cuando Dios te cuida

Autor: Claudio De Castro

 

 

A veces ocurren cosas que no comprendemos. La verdad, hace mucho dejé de cuestionarme, de indagar, de procurar entender. Ahora me basta la fe. Sentir que

Dios me cuida, que va a mi lado, que se alegra conmigo y se preocupa por mis problemas.

 

A lo largo de mi vida, me ha mostrado que Él lo es todo, que puedo confiar en sus promesas. Y que me cuida como un padre amoroso.

 

Desde ayer estoy planeando ir a una empresa para sacar unas portadas nuevas. Esta mañana decidí ir temprano, pero todo se complicó. No pude  cumplir la hora establecida. Luego fui al colegio de mi hijo y allí nos quedamos en una reunión que se extendió más de lo que esperaba. Por dentro pensaba: “tengo que apurarme para ir a esta empresa”. Pero los planes de Dios… ya sabes cómo son. Por lo general diferentes a los tuyos.

 

Ahhh… me digo a menudo, si tan sólo confiara un poquito más…

 

Él conoce situaciones que nosotros ni siquiera podemos imaginar.

 

 Salí del colegio, y conduje mi auto, apurado por llegar  a esta empresa. Me gusta estar presente  cuando hacen las impresiones, para revisarlas y por lo general me quedo junto al ventanal, cerca de la impresora.

 

Cuando llegué, después de tantos impedimentos, en la puerta encontré un letrero grande en el que se leía: “Estamos cerrados temporalmente”.

Luego, al lado, vi lo más extraño que puedas imaginar. Un automóvil. Estaba  incrustado dentro de la empresa.  Había roto el ventanal. Los muebles en el interior, las impresoras… todo estaba esparcido en el suelo, junto a cientos de fragmentos de vidrio.

 

Entonces me impresionó lo que pensé: “De haber llegado unos minutos antes...”

 

Dos palabas salieron de mis labios: “Gracias Señor”. Y me devolví a la casa para buscar la cámara. Aquello merecía ser preservado. Tomé  una foto, como recuerdo. Pensando en lo bueno que es Dios, y como cuida a sus hijos, cada día, en lo cotidiano, en lo pequeño, en lo grande.