Con una jaculatoria en los labios

Autor: Claudio De Castro

 

 

A veces me da por repetir jaculatorias durante el día. Me ayuda a mantener la cercanía de Dios.  Y estar consciente de su presencia amorosa y decirle con frecuencia que le amo.

 

¿Lo has intentado alguna vez?

 

Hay varias que suelo decir:

“Jesús, te amo”.

“Señor, ten piedad de mí”.

 

No sé por qué, pero he pasado el día de hoy repitiendo: “Dios es bueno. Dios es bueno”.

 

Y me he sentido tan contento, al pensar en Su bondad, su amor y Misericordia.

 

“Dios es bueno”.

 

Mientras conducía el auto recordé el accidente que tuvieron unas jóvenes del Focolar. Quedaron mal heridas en el fondo de un barranco. Una de ella musitó con sus pocas fuerzas: “Dios es amor. Dios es amor”.  Las otras la escucharon, desde donde estaban y  empezaron a repetir con ella  esta hermosa jaculatoria, mientras sus vidas se apagaban.

 

“Dios es Amor”, fueron sus últimas palabras.

 

Me maravillé por la bondad de nuestro Señor, que en dolor se hace presente y nos llena con su paz.

 

Continué repitiendo la jaculatoria con que inicié el día: “Dios es bueno”.

 

Al finalizar el día fui a misa  y  reflexioné: “Debo ser bueno. Dios es mi Padre y debo actuar como él”.

 

Fue una conclusión que nunca esperé.  Por eso la comparto contigo. Me sorprendí mucho.  Ser buenos, como verdaderos hijos de Dios.  Y parecernos a Él, en su bondad, su Misericordia y su Perdón.

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