Una receta para la santidad

Autor: Claudio De Castro

 

 

Visité a mi vecino, el padre Francisco, y le pregunté por la santidad. Me dio una receta para ser santos. Es de lo más simpática:

«Cumple tu pequeño deber de cada momento. 

Haz lo que debes.

Está en lo que haces».

«Con naturalidad proponte cosas concretas, ofreciéndolas por amor a Jesús. Puedes anotarlas en tu agenda o en un papel y pegarlas donde las veas y recuerdes». Éstos son algunos ejemplos:

+ Terminar el trabajo comenzado.

+ Aprovechar el tiempo.

+ Me levantaré a la hora en punto que suene mi despertador. 

+ Tener caridad con todos.

La santidad está en lo sencillo, lo cotidiano. Basta llenar de amor nuestras pequeñas obras. Barrer una casa. Repartir el periódico. Hacer el trabajo en la oficina. Contestar el teléfono. Preparar el almuerzo. Conducir el auto. 

Hacer nuestras pequeñas obras, gratas a Dios. 

Créeme, ¡vale la pena!

Decía un sacerdote en su homilía: «Si supiéramos la fiesta que Dios nos tiene preparada en el Cielo, todos seríamos santos de altares».