Subir a los altares, más difícil

Autor: Clara Jiménez



El Vaticano introducirá una mayor severidad para proclamar santo o
beato a un fiel, garantizando más estrictamente su fama de santidad.
La santidad, esa condición por la que un alma sube a la cima de su
encuentro con Dios, está hoy, como lo ha estado siempre, al alcance de
cualquier creyente. Sí, con todas las garantías por parte de Dios que
no deja de sostener a quien se lo ha propuesto con gracias
innumerables elevándolo por encima de su humanidad hasta hacerse uno
solo con Él. Pero en la actualidad la santidad no es meta que atraiga
y sin embargo, qué dulce es vivir esa posesión por parte del
Jesucristo, Belleza inefable, que separa del alma todo lo que la
perturba devolviéndole la paz antigua del que no conoció el pecado.
.
.