Con la Razón y también con los Dogmas

Autor: Carlos Vargas Vidal   

 

        

PANAMA. La Prensa publica una carta del lector y economista Rubén Lachman y que titula: “La razón y no el dogma”. Y lo primero que espeta es que “el dogma y la razón son incompatibles”. Entonces, me acordé de algunos buenos escritos sobre el tema. En especial uno que publicara hacen años este mismo diario y cuyo autor fue el muy apreciado sacerdote Néstor Jaén, hoy difunto. ¡Qué bueno sería que los lectores dieran cuenta del mismo en los archivos de este medio!

 

Los dogmas son verdades reveladas por Dios y así lo propone nuestra santa Iglesia católica. Quien no cree en Dios es libre de ignorar esta propuesta. Pero eso no quiere decir que tiene la razón. Precisamente porque es por medio de la razón por la cual podemos descubrir a Dios. O sea que, siendo verdad o no de Dios podemos aceptar o no los dogmas. ¡Qué sean también verdades de Fe, nadie lo niega! Pero, ya lo hemos dicho varias veces antes. La fe y la razón son compatibles. La encíclica papal Fides et Ratio da buena cuenta de mi aseveración.

 

Luego, arremete contra otro lector que pondera a los científicos de antaño que creían en Dios. Pero hace mal su arremetida. Lo antipedagógico y desubicado es comparar a los científicos de hoy día con aquellos que tenían a su disposición muchos menos recursos de toda índole. Si hay alguien que merece todo nuestro aprecio es aquel que hace mucho con tan poco.

 

Científicos modernos como Stephen Hawking son más bien el hazmeréir de la Ciencia. Por un lado no prueba científicamente la inexistencia de Dios y lo trata de hacer filosofando. Pero usa de una filosofía que no trasciende. Mas bien se queda en pañales. Y como los niños repite, de una u otra forma, algo así como: “No existe porque no lo veo”. O sea que, ¡no habla como científico!

 

William Carroll. Profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Oxford, en su ensayo, “La confusión de Stephen Hawking”, dice así: “La cosmología, la biología evolutiva y todas las otras ciencias naturales dan cuenta del cambio; no abordan las interrogantes metafísicas de la creación, no dicen por qué existe algo y no la nada. Es un error emplear argumentos de las ciencias naturales para negar la creación; pero también es un error recurrir a la cosmología como confirmación de la creación. La razón puede conducir al conocimiento del Creador, pero el camino se encuentra en la metafísica y no en las ciencias naturales”. Ojalá los diarios locales también publiquen para beneficio de sus lectores escritos como éste.

 

Hace poco leía a un científico alemán decir que hay cosas que el hombre no podría saber nunca con precisión y que un hombre de ciencia no debería divulgar lo que sabe a menos que este 100% seguro. Sin embargo Hawking se adelanta a decir todo lo que piensa, sea o no verdad, y además dice que la filosofía está muerta. De ahí que, otro escritor, William Lane Craig, le refuta y comenta que, por ejemplo, el enfoque “sin límites” solo describe la evolución de nuestro universo desde su origen, pero no dice nada de por qué el universo surgió en primer lugar. Y advierte que el hombre que dice no tener necesidad de la filosofía es el más apto para ser engañado por ella. De ahí que, las teorías de Mlodinow y Hawking son una serie de supuestos filosóficos que no han sido examinados.

 

La Ciencia, por el contrario, nos acerca más a Dios, aunque el ateísmo desfasado no lo quiera ver así. Primero, como dice Carroll, cuando ciertos pensadores niegan la creación basándose en teorías de las ciencias naturales, están comprendiendo equivocadamente la creación o las ciencias naturales, o ambas cosas. Y segundo, tal como nos dice el padre Raniero Cantalamessa OFM cap, predicador de la Casa Pontificia, el verdadero ateo se conoce porque es capaz de conocer sus limitaciones; y yo también creo que debe ser capaz de conversar sobre el tema sin ofensas y sin engaños (Veritas Prima).