En politica hay gente buena y tambien independiente

Autor: Carlos Vargas Vidal  

 

        

Ser buenos es posible y también lo es ser independiente; ¡aunque ello no pueda serse en todo tiempo y en todo lugar!

Según esta escrito, no hay justo ni siquiera uno”, sentenció el grande apóstol de los gentiles, san Pablo (Rom 3, 10 NC).

No existe la menor duda que el gran santo se refería al rimero de escritos antiguos que hablaban de las infidelidades durante los tiempos de la Vieja Alianza con Dios. Y lo dicho por él no contradice en lo absoluto el nuevo principio de la justificación que se revela en el Evangelio y que también ejerce su eficacia santificadora sobre los justos del Antiguo Testamento. Pero muchos se han quedado en la superficie de estas palabras, ya sea por ignorancia o por aviesa deducción. Y para ellos nadie es bueno. Y en consecuencia, hay que votar por el menos malo. 

El más grande teólogo de Dios, san Juan Evangelista, atestigua y sustenta que el Verbo de vida, que estaba en el Padre, y que se nos manifestó, Jesús, su Hijo su muy amado, con su sangre nos purifica de todo pecado. Y he allí el porqué no podemos ser malos en todo tiempo y en todo lugar. Y para el que trata de permanecer en Dios, cumpliendo con su Voluntad -que los hay y muchos- existe la “vía de perfección” que lo llevará a ser santo por siempre y para siempre. Por toda una eternidad. Como bien lo pidiera el Divino Maestro: ¡sean santos como santo soy yo! 

Decir, como se ha dicho, que las cárceles están llenas de cristianos y de pocos ateos es olvidar, cuando menos, dos cosas innegables. La primera es que “El que dice que es cristiano y no guarda sus mandamientos, miente y la verdad no está en él” (1 Jn 2, 4 NC). Y la segunda es que los mayores genocidios y atrocidades contra el género humano fueron realizados por dos grandes ateos: Adolf Hitler y Josef Stalin.  

Por todo ello, hemos de concluir que el político, cuando guarda la Palabra de Dios, es una buena persona. No digamos santa. Pero la cultura posmoderna encuentra más digno y más propio para el político de hoy que no exista Dios. Así, no habrá de qué preocuparse cuando el pillaje y las francachelas se hagan con dineros del Estado, que pertenecen al pueblo; y que los necesita para su salud, seguridad y sostén. ¡Sea como sea, a Dios habrán de dar cuenta de todo ello! 

No estar en Política, como miembros de un partido, no significa que uno deje de ser una persona con ideas políticas. Solo que se es independiente de los vaivenes buenos y malos de ese partidismo. Y tiene más nobleza mantenerse al margen, que estar sumiso a las veleidades de un partido político. Por decir lo menos. Además, se puede luchar desde adentro, como desde afuera, por el adecentamiento de la cultura política. A diferencia de que siendo parte pudieran igualarnos con los pelechadores y vividores de siempre. Sean los más o sean los menos.