También la dinamita ayuda

Autor: Padre Carlos G. Valles, S.J.

Web: Carlos G. Vallés

 

   

  

"Durante la Segunda Guerra Mundial sucedió que tuve que viajar durante cuarenta y cinco días en un barco cargado de dinamita que formaba parte de un convoy de unos cincuenta barcos japoneses que se dirigía a Indonesia. Los submarinos americanos merodeaban alrededor y nos torpedeaban sistemáticamente. Veía como, día tras día, uno tras otro iban desapareciendo todos los barcos del convoy.

Pronto sólo quedamos unas pocas unidades. Un miedo aterrador se apoderó de los que me rodeaban. Algunos cayeron presas de la locura y se tiraron al mar, incapaces de vivir esperando la muerte.

Sin embargo, yo continuaba haciendo zazen [meditación] sobre la dinamita tranquilamente. Sólo la práctica de la meditación podía liberarme interiormente de ese ambiente.

Un día llegó nuestro turno, el largo cigarro del torpedo alcanzó nuestro carguero y éste explotó. Salí proyectado hacia el mar. Encontré un madero flotando y me agarré a él. Al día siguiente un torpedero japonés me recogió.

En el campo de batalla, estando en las trincheras también practiqué zazen."

[Taisen Deshimaru en "Zen verdadero", p.32]
[Me he quedado con ganas de saber si también hacía meditación cuando estaba agarrado al madero en el mar.]