Subir a la cumbre

Autor: Padre Carlos G. Valles, S.J.

Web: Carlos G. Vallés

 

   

  

Los vientos y las lluvias de los monzones azotaban la cumbre. Nadie subía por el camino más que una viejecita frágil y encorvada sobre su bastón. Un pastor desde su choza en la falda de la montaña le dijo: "No podréis llegar a la cumbre con esta tormenta." Pero la anciana contestó sin aflojar el paso: "Mi corazón ha estado allá toda mi vida. Ahora solo estoy llevando mi cuerpo a reunirse con él. Eso es fácil."

"Donde está tu tesoro, allí está tu corazón." (Mateo 6, 21)