¿Se puede ser vegetariano?

Autor: Padre Carlos G. Valles, S.J.

Web: Carlos G. Vallés

 

 

   

  

Claro que sí. Es sano, ecológico y está de moda. Dicen que somos lo que comemos, y el comer carne de animales nos hace animales, es decir, violentos. Aunque también hay animales pacíficos, y Hitler era vegetariano. Y a ver si el comer plátanos me va a hacer aplatanado. No hay que exagerar los argumentos.

Yo fui diez años vegetariano, cuando viví de casa en casa en barrios pobres de Ahmedabad, mientras iba todos los días a dar clase de matemáticas en nuestra Universidad de San Javier pero no tomé una sola comida en ella en todo ese tiempo. Me fue bien de salud. Pero aprendí algo que es más importante que la dieta. Lo cuento.

Un día llegué a hospedarme con una familia parsi. Los parsis sí comen carne. Me preguntaron tímidamente el primer día: "¿Qué come usted?" Contesté: "Como de todo." Respiraron de alivio, y me explicaron: "Menos mal. Nosotros también comemos de todo, pero tenemos que tener mucho cuidado y averiguar de antemano lo que comen nuestros invitados. Si son musulmanes, podemos preparar platos de carne, aunque no de cerdo, pero si son hindúes, nada de carne. Y si vienen mezclados, se complica el menú. Y si nosotros somos los invitados a una familia hindú, nos quedamos sin carne ni pescado ni huevos. Menos mal que usted come de todo. No tendremos problema."

Desde entonces aprendí a responder cuando me preguntaban sobre qué comía yo: "Yo como lo mismo que aquellos que comen conmigo comen." Parece un trabalenguas pero es una gran regla. El vegetariano, al comer solo verduras entre quienes están comiendo carne, puede resultar una especie de reproche mudo, de "soy más santo que vosotros", aunque no lo diga ni lo piense, e insista en decir, "No, no, no os preocupéis. Yo como cualquier cosa." Pero complica la cocina.

Conocí en los Estados Unidos a un matrimonio indio en que la mujer era vegetariana y el marido carnívoro (por decirlo de alguna manera). La mujer era tan complaciente que le cocinaba chuletas de ternera a su marido, aunque ella no las probaba. Matrimonio ejemplar. Se divorciaron. A lo mejor es que no sabía darles el punto a las chuletas.

Siân Phillips, la mujer de Peter O'Toole, cuenta que el gran actor cómico Peter Sellers fue a hospedarse unos días en su casa. Para el primer almuerzo ella preparó un extraordinario Boeuf Bourguignon. Peter Sellers exclamó: "¿Pero nos os habían dicho que soy vegetariano?" Bajó ella con su madre a la despensa, volvió con una montaña de zanahorias, coles, patatas y cebollas, y empezó a pelarlas a la desesperada mientras arriba entretenía a los invitados con bebidas. El Boeuf Bourguignon se enfrió un poco, pero a Peter Sellers le encantó su plato, y pidió se lo hicieran todos los días que estuvo allí. Siân dice que consumieron pirámides de verduras. También dice que le añadían huesos de ternera en el fondo de la olla para hacerlo más sabroso. Es lo que, sin saberlo, le había encantado a Peter Sellers. "No le hará daño", pensó ella.