Me contáis

Autor: Padre Carlos G. Valles, S.J.

Web: Carlos G. Vallés



Escribí la vez pasada que el secreto de llegar es saber que has llegado. A algunos les ha chocado la frase y quieren que la explique. No se trata de “pretender” haber llegado, sino de saberlo. Nos pasa lo del pez que estaba en el océano y no lo sabía. O como cuando le preguntaron a Karajan quién era el mejor pianista actual, y contestó: “Maurizio Pollini, pero él no lo sabe.” Y también le preguntaron al Buda: “Usted tiene diez mil discípulos; ¿cuántos de ellos han alcanzado la iluminación?”, y él contestó: “Todos, pero ellos no lo saben.” 

Y si todo eso os parece muy oriental, aquí está un texto poco citado pero para mí muy querido de San Pablo: “Dios nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha hecho sentar en los cielos con él.” (Efesios 2, 6) El tiempo del verbo en griego es el pretérito, “sunegeiren kai sunekathisen”. El hecho consumado. Ya hemos resucitado y estamos en nuestro lugar arriba sentaditos con Jesús en el cielo... y algunos no lo saben todavía. Ese es el gran secreto.