Los plátanos no vuelan

Autor: Padre Carlos G. Valles, S.J.

Web: Carlos G. Vallés

 

   

  

El presentador de televisión inglés, Des O’Connor, pone un título un poco extraño a su autobiografía: “Los plátanos no vuelan.” Se me hizo raro al hojear el libro en una librería, y lo iba a devolver al estante sin comprarlo cuando me entró la curiosidad de ver al menos la explicación del título. La encontré. Él nació con raquitismo y huesos débiles que le obligaron a llevar desde pequeño unas pesadas y complicadas abrazaderas de metal en la piernas para poder andar de alguna manera. A los seis años se las arregló para desabrochar las abrazaderas y mantenerse en pie unos minutos agarrado a una silla.

“Desde aquel día”, escribe, “mi padre pasaba al menos una hora cada día tratando de que yo lograse andar sin ayuda. Yo casi siempre acababa en el suelo. Mi padre se caía a mi lado y nos reíamos para ocultar nuestra frustración. Una tarde mi padre me puso de pie junto a una silla, dio unos pasos en la habitación y me enseñó un plátano. Eso era un lujo. Me encantaban los plátanos. Conseguí dar un par de pasos, y me caí. Él volvió a mostrarme el plátano. Me volví a caer. Otra vez. Y otra. Mi padre me dijo:
- Puedes hacerlo. Puedes andar si realmente quieres. Puedes comerte este plátano si vienes y lo coges.
- No puedo. Échame el plátano.
- No. Eso no se puede hacer.
- ¿Por qué no?
- Porque... bueno... porque los plátanos no vuelan.”

A los seis meses logró cruzar la habitación sin ayuda. Llegó a ser un buen jugador de fútbol. Y el más célebre presentador de la televisión inglesa. Y yo me compré el libro.