La cuatro ranas

Autor: Padre Carlos G. Valles, S.J.

Web: Carlos G. Vallés

 

   

  

Cuatro ranas se han montado sobre un madero que navega arrastrado por las aguas del río. Es una experiencia nueva para ellas, y cada una la interpreta a su manera.

La primera rana dice: "¡Qué madero tan maravilloso! Es un madero mágico que se mueve por fuerza propia como nunca habíamos visto. Parece tener vida".

La segunda rana corrige a la primera: "Te equivocas. El madero no tiene vida ni se mueve. Es como cualquier otro madero inerte. Lo que se mueve son las aguas del río que van hacia el mar y arrastran al madero".

La tercera corrige a las dos primeras: "Ni se mueve el madero ni se mueve el río. Lo único que se mueve es nuestro pensamiento. El movimiento está sólo en la mente. Lo demás es pura ilusión. Esa es la verdad".

La cuarta rana escucha callada la discusión de las otras tres que se enzarzan en argumentos, y de repente grita: "¡Cuidado! Oigo el ruido de una catarata por donde nos va a precipitar el río si no escapamos antes". Ella deja el madero de un salto y se salva en la orilla. Las otras tres caen con el madero por la catarata mientras el ruido de las aguas ahoga las palabras de su discusión.

No es que no haya que pensar, interpretar, discutir, estudiar… Todo eso está bien a su tiempo y en su medida. Pero las aguas de la vida avanzan veloces, y es más importante prestar atención al momento presente, a lo que vivimos, sentimos y hacemos momento a momento. Sólo eso nos salvará de estrellarnos en el fondo de la catarata.