La competencia

Autor: Padre Carlos G. Valles, S.J.

Web: Carlos G. Vallés

 

     

Llamo por teléfono a un amigo a su casa. Me contesta una voz infantil. La reconozco. Es su hijo pequeño. Intento hablar con él pero me contesta con monosílabos. Ya me ha dicho que su padre no está en casa, y yo intento hablar un poco al menos con el hijo, por educación y por amistad. Sé que es simpático, me conoce y me habla mucho cuando nos encontramos, y siempre lo pasamos bien juntos. ¿Por qué estará hoy monosilábico?

Ya caigo. Está viendo la televisión. No, está jugando a uno de sus múltiples juegos de ordenador. Está colgado de la pantalla. No hay nada que hacer. No puedo competir con Nintendo. La atención total del niño está en este momento monopolizada por el último juego del mercado electrónico. Si continúo tratando de prolongar la conversación, me odiará. Cuelgo rápidamente. Le deseo que gane en el juego. Ya volveré a llamar a otra hora.