Experiencia

Autor: Padre Carlos G. Valles, S.J.

Web: Carlos G. Vallés

   

  

La primera vez que volví a España desde la India fue al cabo de veinte años. Asistí a un Congreso Internacional de Matemáticas en Moscú, y luego vine a Madrid donde pasé unos bellos días con mi madre. Al fin me volví a despedir de ella, y entonces me ocurrió una experiencia que me sacudió. Al entrar yo en el avión que me volvía a llevar a la India, la suave música del avión era, inesperadamente, la melodía de una canción religiosa en inglés, "Abiding grace", que era una de mis favoritas y me pareció un mensaje cariñoso que nos bendecía a mí y a mi madre en la despedida.

Treinta años después de esa experiencia, esto es el mes pasado, tuve ocasión de ir a Jaca, en el Pirineo Aragonés. De Jaca era mi padre, y allí está enterrado. Fui al cementerio a visitar su tumba. Allí le hablé y le conté lo que digo siempre, que aunque él murió cuando yo tenía sólo diez años, él es la persona que más me ha influenciado en mi vida, y eso para bien. Le conté que este año el Centro Riojano de Madrid me había concedido la "Guindilla de oro" como a riojano ilustre, y que en aquella ocasión conocí a una persona mayor que me contó era corresponsal del periódico "La Rioja" cuando mi padre era el ingeniero constructor del pantano de Ortigosa de Cameros que hoy lleva su nombre en aquella provincia, y le hizo una entrevista el año 1935 sobre la obra del pantano, y esa entrevista iba a publicarse de nuevo en la revista del Centro Riojano de Madrid en memoria suya. Me gustó contarle todo eso.


Salí por fin del cementerio, dispuesto a andar de vuelta los dos kilómetros hasta Jaca, aunque ya había subido bastante el calor. Al salir me sorprendió encontrarme con que llegaba allí un autobús de la municipalidad que volvía desde allí mismo, y subí agradecido. Me senté, y caí en la cuenta de que el autobús llevaba música. Me fijé en la melodía que tocaba al entrar yo..., y era la misma que me había recibido y emocionado en el avión treinta años antes al despedirme de mi madre. Y ahora volvía al despedirme de mi padre. Volví a Jaca con ojos húmedos.