El cuervo se poso

Autor: Padre Carlos G. Valles, S.J.

Web: Carlos G. Vallés

   

  

Es un proverbio indio: "El cuervo se posó, y la rama se cayó." Habrá que explicarlo un poco. En occidente tenemos el "principio de finalidad", es decir, que toda acción tiene un fin, un objetivo que es "el primero en concebirse y el último en lograrse", o sea que nos planteamos una meta (como aprender inglés) y ponemos los medios (como inscribirnos en una academia de lenguas). Y el "principio de causalidad", que dice que "no hay efecto sin causa". Los dos principios están íntimamente ligados. Concebimos el fin y ponemos los medios para causar los efectos deseados. Esa es la base de toda la mentalidad occidental.

En el oriente esos dos principios no existen. Lao Tzu: "Descanso en la carencia de finalidad." Krishnamurti: "El proponerse un fin para una acción, destruye la acción." Se rechaza el principio de finalidad. Y en cuanto al principio de causalidad, la expresión esencialmente budista es que "una cosa sucede siempre 'después' de otra, y nunca 'a causa de' otra". Esa es, por contraste, la base de toda la mentalidad oriental.

Y aquí viene el refrán. Un cuervo se posa en la rama de un árbol, y en ese instante se cae el trozo de hacia fuera de esa rama. Creemos equivocadamente que el posarse el cuervo ha "causado" la caída de ese trozo de rama, pero en verdad no es así. La rama iba a caerse de todos modos en aquel momento, pues ya estaba seca y rota y le vencía su peso; pero coincidió que en aquel instante se posaba un cuervo sobre ella, y en apariencia eso provocó la caída. En realidad no es así. No es que "la rama se cayó 'porque' el cuervo se posó", sino sencillamente y sin vínculo causativo entre las dos cosas, "el cuervo se posó 'y' la rama se cayó".

En filosofía clásica también se hablaba en latín de la falacia del "post hoc ergo propter hoc", que quiere decir el confundir "una cosa 'después' de la otra" con "una cosa 'a causa de' la otra". Sólo que lo que en occidente se considera una falacia accidental, en el oriente se ve como una verdad general. El pensar que las cosas suceden sencillamente una detrás de otra, sin causación ni finalidad entre ellas, es fuente de confusión para el occidental (¿cómo es que puede haber efecto sin causa, y acción sin intención?), y fuente de paz para el oriental ("la felicidad consiste en dejar que lo que pasa, pase").

En las ciudades de la India, aun hoy en día, suele haber muchos cuervos. Quizá por eso el refrán sea tan popular.