Cuento

Autor: Padre Carlos G. Valles, S.J.

Web: Carlos G. Vallés

   

  

En la reunión de Chicago conté yo la primera parte de este cuento, que es la única que yo había conocido en la India, y alguien entonces, después de mi charla, me contó su segunda parte que yo ignoraba. Voy a contar aquí las dos.]

[Primera parte:] Un escorpión quería pasar al otro lado del río pero no sabía nadar. Le pidió a una rana que lo llevara sobre su espalda nadando, pero la rana le dijo que tenía miedo a que le picara con su aguijón cuando estaban en el agua. El escorpión le convenció que no haría tal cosa, pues entonces se moriría la rana pero se ahogaría él también. La rana lo entendió, tomó al escorpión a su espalda, se echó a nadar al río, y cuando estaban en medio de la corriente el escorpión alzó su cola venenosa y le picó. La rana se quejó: "¿Por qué has hecho eso? Ahora nos vamos a morir los dos." Y el escorpión se excusó: "Lo siento mucho, querida rana..., pero es que yo soy así."

[Segunda parte:] La rana se murió, pero el escorpión logró llegar cerca de la otra orilla muy fatigado. Un hombre se apiadó de él, lo tomó en su mano y le salvó la vida. Y el escorpión le picó en la mano. El hombre sacudió la mano de dolor, y el escorpión cayó al agua. Entonces el hombre volvió a salvarlo con su mano..., y el escorpión volvió a picarle. Cuando esto iba a suceder por tercera vez, alguien que había presenciado toda la escena le preguntó al hombre: "¿Por qué haces eso si cada vez te vuelve a picar?" Y el hombre contestó: "Ya comprendo..., pero es que yo soy así."

¿Moraleja?