Admoniciones

La alegría

Autor: Camilo Valverde Mudarra  

 

 

En el libro del Eclesiástico, se dice:

La arena de los mares, las gotas de las lluvias, y los días del pasado ¿quién podrá contarlos?

El temor del Señor es gloria y honor, alegría y corona de gozo.

El temor de Dios regocija el corazón, y da alegría, gozo y larga vida.

El que teme al Señor le irá bien al fin, y, en el día último, será bendecido.



El Eclesiástico está escrito para impartir la instrucción y sabiduría; va dirigido a quienes quieren instruirse y, reformando sus costumbres, vivir según la ley y los mandatos.

En estos versos, el hombre encuentra el camino para vivir en la alegría sana y cierta y una corona de gozo íntimo y consolador

Hay gente que busca sin norte preciso el bienestar en las falsas alegrías, en las diversiones alocadas y en los insensatos placeres. Y, a la postre, vuelven, se repliegan más vacíos e intranquilos, cargados de reproche y rechazo. Estos pobres hombres no se han dado cuenta que tienen en la Biblia la solución a todo su problema y el programa más sencillo y seguro para llevar una vida feliz, recta y totalmente satisfecha.

Es el temor de Dios –temor que no es miedo, sino respeto, veneración- el que regocija el corazón y da alegría y gozo; y es más, larga vida. El recto vivir no sólo proporciona salud espiritual, sino la misma salud física.

Y es que al que teme al Señor le irá bien al fin, vivirá feliz y el día último tendrá la bendición del Señor, tanto para su alma, como para su cuerpo.

Por esto, para llevar una vida sana, recta y alegre, la receta que tenemos es sencilla: conocer y seguir a Jesucristo: "Felices si practicáis estas cosas que ya sabéis". 

Hoy está muy de moda pedir y desear la felicidad como saludo o despedida, la verdadera felicidad no es un dicho o acto superficial; hay que construirla, fabricarla con la conducta limpia, la virtud, la bondad y el amor. En definitiva, entroncarse en Jesucristo y amarlo.