Admoniciones

La humildad

Autor: Camilo Valverde Mudarra  

 

 

En S. Mateo, dice Jesús a sus discípulos 


"Venid a mí todos los que estáis cansados y oprimidos y yo os aliviaré. Cargad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy humilde y manso de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es cómodo y mi carga ligera" (Mt 11, 28.30).


Estas palabras de Cristo llenan el alma de confianza y de alivio. En esos momentos de hondo cansancio y hastío, se siente una urgente necesidad del brazo amigo y la voz cariñosa que consuela y apoya la tristeza y opresión que nos abruma.

Ese "venid a mí" está cargado de amistad y consuelo. Son las palabras del amigo que comprende, que sabe de nuestra pena y se nos acerca y nos sostiene y anima. Comparte nuestro cansancio y quiere soportar y llevar hombro con hombro la carga que nos pesa. Y estos son los amigos íntimos, los de veras; pues, los falsos amigos, los hipócritas, esos no aparecen en la desgracia, y si lo hacen es por cortesía, en son de burla o tras su propio beneficio.

Hoy encontramos a muchos cansados y oprimidos de muchas cosas que trae consigo esta vida de vértigo: el hambre, el paro, la droga, el engaño, las falsas promesas, y tantas otras novedades más. ¿A dónde voy, a quién me dirijo?, se preguntan. 

Pues todos tienen en Jesús su esperanza: "Venid a mí y yo os aliviaré". "Yo soy el descanso para vuestras almas".

Y Jesucristo indica el modo de conseguir ese descanso: "Cargad mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón". El yugo de Cristo es dulce y suave, pero, difícil de llevar a cabo en medio de tanto egoísmo como rezuma el ser humano. Es el amor, el amor a Dios y al prójimo. Cargad con el yugo del amor y aprended “de mí que soy manso y humilde”. Esta es la solución que brinda Nuestro Señor al oprimido. Estúdiame a mí, en el Evangelio, y aprende de mí el amor, la mansedunbre y la humildad, porque mi yugo es cómodo y mi carga ligera. Cómodo y ligero en cuanto que pongamos toda la esperanza en Jesucristo y encontremos, en Él, el gozo en las fatigas de la vida.

El "aprended de mí, que soy manso y humilde, y encontraréis el descanso, quiere decir, miradme a mí, haced un buen aprendizaje de la bondad y de la honradez y así encontraréis el alivio para vuestras almas. Desechando el orgullo y despojándose de la soberbia se obtiene la tranquilidad.

Señor, ayúdame a aprender de tí a ser manso y humilde.