Admoniciones

La maledicencia

Autor: Camilo Valverde Mudarra  

 

 

En el Evangelio de S. Lucas, dice Jesucristo:


"Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso".

"No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados. Perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; se os volcará en el seno una buena medida, apretada, rellena, rebosante; porque con la medida que midiereis seréis medidos (Lc 6,36).


Necesitamos inundar nuestra alma de la misericordia. Hemos de adornar nuestros actos del perdón, de la prudencia, de la largueza y de la paciencia con el prójimo. De modo que sean como el distintivo de propagación de nuestra condición de cristianos, en este mundo de impaciencia, de venganza y de odio y soberbia. Es nuestra misión perdonar siempre y dar a manos llenas y se nos volcará una buena medida rebosante de felicidad y abrazo de Dios y hasta de los hombres.

Somos muy dados a hacer juicios, rápidamente, de los demás sin detenernos a sopesar las razones de los hechos. Dejamos que se deslice la lengua con nucha facilidad y juzgamos todo y a todos, a nuestro alrededor, con gran ligereza.

Es mejor callar y, en silencio, oir las causas y razones para formar una opinión cierta, para no errar, para no ser juzgados y condenados por nuestra mala lengua. En Proverbios (17, 27), se dice: "El que es comedido en sus palabras, posee la ciencia, y el que es calmo de espíritu, es un hombre inteligente".

En toda reunión, parece que es obligado criticar al ausente; es un tema de conversación como el hablar del tiempo; y normalmente estas lenguas viles e hipócritas se tienen por amigas y leales del que critican. De esta índole de amistades, líbrenos el Señor. Y en cuanto uno de los participantes se levanta y se marcha, los contertulios la emprenden con él. Con razón el Autor Sagrado llama a estos individuos, boca de violencia, boca de insensato, de necio, de impíos, inicuos y perversos:



"La boca del justo es fuente de vida, pero la boca del malvado oculta la violencia".

"Los sabios atesoran la ciencia, mas la boca del insensato es un peligro inminente".

"Labios sinceros apagan el odio, mas el que difunde calumnias es un necio".

"La boca del justo produce sabiduría, pero la lengua del impío perversidad"

(Prov10,11-32).


Guardemos muy hondo, para la serena reflexión, la parte positiva del proverbio: La palabra del hombre justo es fuente de vida y de sabiduría; hablar bien, resaltando las virtudes y soslayando los defectos, es de sabios y prudentes, destruye el odio y reviste de inteligencia, de bondad y caridad que ha de ser el frontispicio de nuestra conducta. Pues, con la medida que midiereis seréis medidos.

Jesús mismo dice en S. Mateo: "El árbol se conoce por sus frutos. Por tus palabras, pues, serás justificado y por tus palabras serás condenado" (12, 33-37).