Admoniciones

La maldad

Autor: Camilo Valverde Mudarra  

 

 

Abrimos la Biblia y leemos en el Salmo 14:


"Se asoma Yahvé desde los cielos hacia los mortales 
por ver si hay algún cuerdo que busque a Dios.
Mas, están todos descarriados, en masa pervertidos,
no hay quien haga el bien, ni uno siquiera"


La Biblia, ya lo hemos dicho, tiene respuesta a todas las cuestiones que se nos plantean. Se nos hace vigente en el ayer, en el hoy y en el porvenir. Por esta razón, se debe leer y meditar a diario para llenar el alma de sus mensajes y enseñanzas.

Nos ha tocado vivir tiempos de tremenda depravación y perversión. Son días de verdadera locura. Quedan gravadas en nuestra retina esas terribles imágenes de mozalbetes, casi niños, asesinando y ensañándose con sus víctimas, de malvados que juegan al futbol con la cabeza de compatriotas que son de otra etnia o religión, de cuerpos destrozados por la metralla de bombas cobardemente accionadas a distancia, de tiros impunes en la nuca, de hijos que matan a sus padres o los acusan alegremente de violación. "Y Yahvé se asoma desde los cielos hacia los mortales por ver si hay algún cuerdo". En medio de este insondable misterio de que Dios, en su infinita sabiduría, ha dotado a estos pobres mortales de la más absoluta libertad.

Yahvé se asoma a ver si hay algún cuerdo que busque a Dios. La cordura está en buscar a Dios. De ahí que Jesucristo dice: "Buscad el Reino de Dios y su justicia y lo demás se os dará por añadidura". La terapia consiste en la búsqueda de Dios, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham y de Moises. La perversión y la depravación surgen de la adoración de los falsos dioses del poder, el dinero, el hedonismo, el consumismo, el cainismo y tantos otros más.

"No hay quien haga al bien", dice el salmista. Y hoy, miles de años después, estas palabras resuenan desgraciadamente con modernidad. Los mortales no hacemos el bien. 

Para instaurar su Reino de paz y de justicia es a lo que viene Jesucristo. Este es precisemente el mensaje que trae de palabra y obra. Amad al prójimo como a vosotros mismos. Amad a vuestros enemigos, si amáis sólo a los amigos ¿qué mérito tenéis? Mi comida y mi bebida es hacer la voluntad de mi padre. ¿Quién es mi prójimo le preguntaron y les propuso la parábola del buen samaritano. Su palabra es todo el Evangelio. Y, en cuanto a su obra, tenemos la más grande: no hay mayor acción que la de aquel que entrega su propia vida por amor a sus hermanos.

Este mensaje y esta entrega suprema es lo que tiene que difundir el cristiano y lograr introducir en el corazón y en la vida de todos los hombres.

Amigos, que Dios nos llene de bondad todos los actos.