Admoniciones

La Paz

Autor: Camilo Valverde Mudarra 

 

 

Los discípulos de Emaús, tras su encuentro con Jesús y haberlo reconocido en el partir el pan, se volvieron y less contaban a sus hermano su encuentro con Jesús en el camino. Estaban hablando estas cosas, cuando Jesús mismo se presentó en medio de ellos, diciendo: Shalom. La  paz sea con vosotros (Lc 24, 36).

"La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, os la doy yo". Jn. 14,25. Yo doy la Paz con mayúscula, la verdadera, la del reino de Dios. Como a la Samaritana le dice: Yo te daré agua, no la del pozo, sino agua viva, que bebida, ya nunca más tendrás sed.

Y en el Sermón de la Montaña: "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mt 5,9).

En este mundo de violencia desatada que estamos viviendo, es absolutamente necesario que meditemos a diario en estas palabras de Jesús, el Señor, y las hagamos vida en nuestra vida y las pongamos en práctica.

La paz sea con vosotros; que esté, que anide,  que sea consustancial a nuestro ser de cristianos. Los pacíficos, los que imparten, los que implantan la paz, los que la transmiten, esos serán llamados hijos de Dios, y serán los herederos de su Reino de Amor.

Nuestra labor prioritaria debe centrarse en la consecución de la paz en el mundo. Y orar todos los días: "Venga a nosotros Tu Reino", que la paz encuentre acomodo en esos corazones cerrados y duros que matan y asesinan con tanta facilidad, que desprecian y maltratan al hermano pobre y desvalido. Que la paz sea con ellos.

Recemos a todas horas la oración de la Santa Misa:
"Mi paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da, sino la paz verdadera del Reino de Dios, para que anide en todos nosotros y se incruste en el interior del hombre. Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre Él lo concederá. Si la paz no está en el corazón de cada hombre, no será posible en el mundo.