Admoniciones

La Fe

Autor: Camilo Valverde Mudarra 

 

 

Uno de los malechores lo insultaba. Pero el otro lo reprendía diciendo: "Ni siquiera temes a Dios tú que estás en el mismo suplicio. Y nosotros, en verdad, justamente, porque recibimos lo merecido por nuestras obras, pero este ningún mal ha hecho. Y le rogaba: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu reino". Y le contestó: "En verdad, te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso".(Lc 23, 39-43).

Es la fuerza de la fe. Una fe firme y certera, que sabe ver en aquel compañero de crucifixión a Dios. Y con todo el convencimiento de su fe, se entrega entero a Jesucristo y le pide:"Acuérdate de mí" y esa extraordinaria y confiada oración cobra al momento su respuesta.

Así mismo sucedió con aquella pobre mujer que tocó el borde del vestido del Señor. Con fe profunda, se dijo: si toco su vestido
sanaré.

O aquel centurión: "Señor no te molestes, pues no soy digno de que entres en mi casa. Di una palabra y mi siervo quedará curado" (Lc 7, 6).

Se entregan y confían ciegamente en Jesús. Así Él mismo nos dijo: "Si tuvieseis una fe tan grande como un grano de mostaza y dijerais a este sicómoro: arráncate y trasplántate al mar", él os obedecería" (Lc 17,6).

El que cree en mí vivirá eternamente; en él saltarán rios de agua viva. Dame esa agua, Señor.

Esta reflexión sirva para afirmar nuestra fe robusta y firme para orar confiados con el ladrón: Señor, acuérdate de mí.